sábado, 21 de enero de 2012

Tinta a la Carta VIII: Comida en cinco tiempos

~Aperitivo~
Matrimonio fatal
(John Dillmann)
Miré a Volz.
—Te dije —apunté con voz tranquila —que Giesick y Corey estallaron en júbilo cuando supieron que Patricia había muerto.
—Tú supones que fue júbilo y tu testigo así lo cree. Pero, ¿cómo defines la palabra “júbilo”? ¿Qué los convierte a ustedes dos en expertos reconocedores del júbilo? Mira, John, nuestros trabajos son distintos. Tú obtienes las pruebas. Yo determino si tales pruebas pueden llevar a una condena. ¿La alegría de dos hombres por la muerte de tu víctima prueba que hubo homicidio?
~Entrada~
Cumbres Borrascosas
(Emily Brönte)
—[…] Si perecieran todas las demás cosas pero quedara él, podría seguir viviendo. Si, en cambio, todo lo demás permaneciera y él fuera aniquilado, el mundo se me volvería totalmente extraño y no me parecería formar parte de él. Mi amor por Linton es como el follaje de un bosque, y estoy completamente segura de que cambiará con el tiempo, de la misma manera que el invierno transforma a los árboles. Pero mi amor por Heathcliff se parece al cimiento eterno y subterráneo de las rocas; una fuente de alegría bien poco apreciable, pero no se puede pasar sin ella. […]
~Plato Fuerte~
La Historia del Loco
(John Katzenbach)
Negro Grande me dijo que no hiciera amigos, que tuviera cuidado, que fuera reservado y que obedeciera las normas, y yo hice lo posible por seguir todos sus consejos excepto el primero. Ahora me pregunto si no tenía también razón en eso. Pero la locura consiste también en la peor clase de soledad, y yo estaba a la vez solo y loco, así que cuando Peter el Bombero me llevó con él, agradecí su amistad en mi descenso al mundo del Hospital Estatal Western y no le pregunté qué querían decir esas palabras, aunque suponía que pronto lo averiguaría porque el hospital era un sitio donde todo el mundo tenía secretos, pero pocos de ellos se guardaban.
~Entremés~
Olympia
(Anita Shreve)
—¿Estás preocupada?
—No, es algo maravilloso, que dos cuerpos se conviertan en uno solo.
—Es maravilloso contigo —dice él —Contigo.
—Debería irme antes de que vengan las camareras —dice ella.
Y él parece entristecerse al descubrir lo rápido que ha aprendido Olympia el arte del engaño.
~Postre~
Playas lejanas
(Kristin Hannah)
Anita permaneció allí largo tiempo, sin decir nada. En la pintura aparecía como una mujer frágil y etérea aunque en algún sentido, poderosa. En los ojos grises había tristeza, aunque los labios se curvaban en una ligera sonrisa.
—Nunca fui tan hermosa —finalmente expresó con voz ronca.
—Sí, lo eres.
—Cielos, quisiera que tu padre pudiera verla. La colgaría en la pared y se aseguraría de que todos pudieran mirarla. “Vengan”, solía decirle a nuestras visitas. “Miren lo que hizo mi niñita” —Anita se volvió finalmente a Elizabeth —Creo que ahora sería yo la que dijera eso.


Con mis agradecimientos a Nea Poulain por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

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