miércoles, 25 de marzo de 2015

Describiendo a... (CVIII)

Título: InterWorld (traducción aproximada, InterMundo).

Autor: Neil Gaiman y Michael Reaves.

Sinopsis: Joey Harker no es un héroe. De hecho, es el tipo de chico capaz de perderse en su propia casa. Y un día, se pierde: sale de este mundo para meterse de lleno en otra dimensión. El paseo que Joey da entre dos mundos no es habitual, esta extraña habilidad hace que dos fuerzas enemigas mortales se enfrenten para obtener ese poder. Los ejércitos de la ciencia y la magia quieren aprender cómo trasladarse entre realidades de la misma manera en que él lo hace y a Joey le parece que su única opción es unirse a los unos o a los otros. [...] (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).

Editorial de mi ejemplar: Roca Editorial de Libros, S. L.

¿Qué les puedo decir? A mí la fantasía me gusta (casi al punto de obsesionarme, lo sé...). La ciencia ficción no tanto, pero también tiene su lado entretenido. Si juntas un poco de ambas para crear algo, puede salir bien o ser un completo desastre. Ahora pasemos a lo que vinieron a leer para que sepan qué opino de uno de esos proyectos.

Joey Harker comienza narrándonos lo que pasa en su vida de estudiante. No es un chico particularmente diestro; es más, admite ser de esos que no pueden ni salir al patio sin perderse. Cosa rara, ¿no? Pues más raro es uno de sus profesores, el señor Dimas, que enseña Cívica y lo manda con otros dos compañeros a una particular prueba: quedarse en un punto desconocido y de allí ir a otra parte sin recurrir más que a su ingenio. Pero algo no sale bien y Joey, sin saberlo, deja el pueblo que conoce, pero a la vez no.

En esta novela, Joey es el ejemplo viviente de lo que algunos llaman "universos alternos" y la posibilidad de viajar entre ellos. El chico no sabe lo que hace y por qué lo hace, pero pronto descubre que es una "presa" valiosa para los dos lados que se disputan el control de las diversas Tierras: ciencia y magia. Joey, tras un desastre monumental y una especie de vagancia interdimensional, termina siendo informado de lo que él es, lo mismo que lo que podrían hacerle tanto los que controlan el lado científico de los distintos universos y como aquellos que se valen de conjuros y brebajes... y no es nada bonito. Por fortuna existe un grupo que procura mantener el equilibrio de ambas fuerzas, y debido a las circunstancias, Joey se queda allí, en el centro, queriendo aprender a resguardar el equilibrio... hasta que mete la pata de nuevo y parece que lo mandan de paseo.

Para serles sincera, Joey es un poco torpe. Bastante, de hecho, al menos en el mundo que conocemos (que es del cual proviene). Conforme avanza la historia no deja completamente esa torpeza de lado, pero aprende más cosas, vive un poco, así que empieza a compensarla. Eso y que tiene unos pintorescos compañeros de aventuras que, de una forma u otra, son como reflejos de sí mismo.

Creo sinceramente que este libro podría haberse alargado un poco más, porque me quedé con ganas de que me contestara ciertas dudas. Aunque quizá, como dicen algunos, "hay cosas que es mejor no saber". Digo, por conservar la fantasía y eso (?). En fin, es bastante entretenido el libro, aunque su servidora es demasiado voraz y no le duró nada (para saber fechas, consulten la página Si lo compraste [...]).

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima,

(Leído en 2014)

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