Título: El cazador de sueños (en el idioma original, The Dream-Hunter).
Autor: Sherrilyn Kenyon.
Sinopsis: [...] Arik solo puede sentir a través de los sueños de los mortales. [...] Y por fin ha encontrado a alguien cuyos sueños, intensos y subyugantes, colman ese vacío que anidaba en su interior. La doctora en arqueología Megera Kafieri ha dedicado seis años a intentar cumplir la promesa que le hizo a su padre: demostrar que la Atlántida existió. Ha viajado hasta Grecia, pero ella y su equipo solo encuentran problemas y obstáculos. Y su suerte no parece cambiar cuando el barco de la expedición rescata a un náufrago. [...] (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).
Editorial de mi ejemplar: Penguin Random House Grupo Editorial S. A. de C. V., a través de DeBolsillo.
¿Qué les puedo decir? No sé si recuerden, pero justo en la seudo-reseña anterior, mencionaba algo de darle mis respetos a Kenyon sobre poder escribir dos o más libros de esta saga sin echar a perder sus líneas temporales. ¿A qué viene eso? A que esta entrega tiene algo de peculiar desde que la empiezas, pero vamos por partes.
El prólogo nos lleva a Grecia, a donde una mujer contempla la costa mientras recuerda una promesa hecha a su padre moribundo, aunque duda que vaya a cumplirla: se trata de una búsqueda que le parece imposible, pues se trata de la mítica Atlántida, que se le conoce como sitio de leyenda hasta que la mujer recibe unos objetos que la hacen replantearse el cumplir la última voluntad de su padre.
De lo anterior pasamos con Arik, un dios griego de los sueños de los que buscan emociones constantemente en los sueños humanos y sin importar mucho de dónde vengan. Encuentra una fuente de sueños interesante, pero como luego no puede volver a tenerla, hace un pacto con un dios a cambio de unos días para recuperar esos sueños. Con semejante panorama, ¿a Arik y a la mujer les irá bien o no?
Cuando hablé de las líneas temporales, hablaba en serio. Esta entrega se sale un poquito de la línea conocida hasta la fecha, aunque al principio no nos imaginamos la razón. Pero cuidado, que si conocen a Kenyon y cómo se las gasta, sabrán que no haría esto sin una buena razón. En realidad, hilarlo todo es complicado, porque vamos conociendo a los protagonistas poco a poco, sin ver en qué lío podrían estarse metiendo que además, tenga relación con el resto de la saga. Bueno, si a esas vamos, cada entrega de esta saga tiene a sus respectivos protagonistas, pero se entienden mejor ciertas frases y bromas cuando te acuerdas del libro X de la serie, se los aseguro. Por eso es que este libro me parece un poco raro, porque aquí no hay demasiadas de esas frases ni bromas, debido a la mentada línea temporal, sino que apenas se están originando.
Antes de que lo olvide: las Kafieri me caen bien. Al menos dos de ellas. He dicho.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2017)
El prólogo nos lleva a Grecia, a donde una mujer contempla la costa mientras recuerda una promesa hecha a su padre moribundo, aunque duda que vaya a cumplirla: se trata de una búsqueda que le parece imposible, pues se trata de la mítica Atlántida, que se le conoce como sitio de leyenda hasta que la mujer recibe unos objetos que la hacen replantearse el cumplir la última voluntad de su padre.
De lo anterior pasamos con Arik, un dios griego de los sueños de los que buscan emociones constantemente en los sueños humanos y sin importar mucho de dónde vengan. Encuentra una fuente de sueños interesante, pero como luego no puede volver a tenerla, hace un pacto con un dios a cambio de unos días para recuperar esos sueños. Con semejante panorama, ¿a Arik y a la mujer les irá bien o no?
Cuando hablé de las líneas temporales, hablaba en serio. Esta entrega se sale un poquito de la línea conocida hasta la fecha, aunque al principio no nos imaginamos la razón. Pero cuidado, que si conocen a Kenyon y cómo se las gasta, sabrán que no haría esto sin una buena razón. En realidad, hilarlo todo es complicado, porque vamos conociendo a los protagonistas poco a poco, sin ver en qué lío podrían estarse metiendo que además, tenga relación con el resto de la saga. Bueno, si a esas vamos, cada entrega de esta saga tiene a sus respectivos protagonistas, pero se entienden mejor ciertas frases y bromas cuando te acuerdas del libro X de la serie, se los aseguro. Por eso es que este libro me parece un poco raro, porque aquí no hay demasiadas de esas frases ni bromas, debido a la mentada línea temporal, sino que apenas se están originando.
Antes de que lo olvide: las Kafieri me caen bien. Al menos dos de ellas. He dicho.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2017)
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