Título: La cara oscura de la luna (en el idioma original, Dark Side of the Moon).
Autor: Sherrilyn Kenyon.
Sinopsis: Susan Michaels había sido una reconocida periodista, con varios premios en su haber, hasta que un escándalo arruinó su carrera. Ahora trabaja en un pequeño diario sensacionalista de Seattle cubriendo las noticias más inverosímiles, aunque está sobre la pista de una historia que podría redimirla... Ravyn Kontis nació en un mundo de predadores. Cuatro siglos atrás fue traicionado por quienes más amaba; [...] y se convirtió en un Cazador Oscuro. [...] Sin embargo, si quiere salvar a la humanidad, debe confiar a una mujer el secreto que podría destruirlo. [...] (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).
Editorial de mi ejemplar: Penguin Random House Grupo Editorial S. A. de C. V., a través de DeBolsillo.
¿Qué les puedo decir? Empecé a seguir esta saga hace años, por casualidad. Ahora mismo, no recuerdo bien cuándo ni cómo llegué a ella, pero sí recuerdo que llamó mi atención y cuando la tengo en mano, no la suelto hasta que acabo todo lo que tengo pendiente. En serio, todo. De esta tenía varios libros en fila, aunque solamente tres en físico (gracias, Random House, por no seguirlos trayendo al país). Lo siento, pero en lo que respecta a fantasía y/o mitología, parece que me pierdo. Y personajes torturados, no olvidemos a los personajes torturados, por favor.
Hay una reportera en Seattle, Susan Michaels, que está deseosa de que vuelvan a tomarla en serio, pero por ahora no es posible, porque trabaja en uno de esos periódicos que parece sacar únicamente noticias que no poco o nada tienen de ciertas. Es por ese trabajo actual que una amiga la llama para indicarle que algo muy raro está pasando en su sitio de trabajo, una clínica veterinaria, así que Susan va a ver de qué se trata, pero de algún modo, termina llevándose a un gato que la hace sufrir por la alergia... y porque parece que lo quieren muerto.
El gato resulta ser Ravyn Kontis, una criatura con unos cuantos siglos encima y además de eso, unas habilidades nada despreciables por servir a su raza (aunque estos parecen no quererlo mucho) y a una diosa griega (que todos los conocedores de la saga sabemos que no es la más benévola del planeta). Cuando Ravyn se da cuenta que acaba de meter en problemas a una humana común y corriente, siente que debe ayudarla a salir de ese lío, pero no parece sencillo y menos cuando algo más grande que los dos parece estarse desatando en Seattle.
Admito que cuando comencé este libro, hacía memoria a cada rato, porque hacía un tiempo que no leía nada al respecto de los Cazadores Oscuros (me remito de nuevo a que los libros en físico no los acaban de traer al país y que me concentraba en leer otras cosas mientras tanto). Sin embargo, aunque Kenyon me gana en eso de sacarse personajes de la manga como granos de arena tiene la playa (vaya comparación), Ravyn y Susan no son tan difíciles de entender, aunque eso sí, a veces creo que Kenyon crea compañeros pintorescos solo para hacernos reír. A ver, es que ¿en qué cabeza cabe que Susan deba confiar su seguridad y su vida a un tipo que se transforma en un animal que le causa alergia? ¿Se imaginan lo que la pobre tiene que sufrir involuntariamente? Aunque claro, mejor unos cuantos estornudos a quedar tiesa. Susan tendrá que lidiar con eso y el mundo sobrenatural que no tenía idea de que existía; en tanto, Ravyn tendrá que lidiar con esa mujer mientras la quieran muerta... y mientras también lo quieran matar a él, ya que estamos.
Como pasa a estas alturas de la saga (y quien la conozca, sabe de qué hablo), hay personajes de libros anteriores que no dejan de hacer apariciones, siendo algunas memorables. Eso, al menos, nos hace saber un poco de gente a la que por poco y le perdemos la pista en anteriores entregas o que simplemente, queremos saber cómo están. No sé cómo logra Kenyon encajar todo esto cuando a veces dos o más de sus libros parecen entrelazarse en la misma línea temporal... o mejor dicho sí sé (lo he llegado a hacer en un par de fics, o al menos lo intento) y como sé lo que cuesta que salga bien sin echar nada a perder, mis respetos.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2017)
Hay una reportera en Seattle, Susan Michaels, que está deseosa de que vuelvan a tomarla en serio, pero por ahora no es posible, porque trabaja en uno de esos periódicos que parece sacar únicamente noticias que no poco o nada tienen de ciertas. Es por ese trabajo actual que una amiga la llama para indicarle que algo muy raro está pasando en su sitio de trabajo, una clínica veterinaria, así que Susan va a ver de qué se trata, pero de algún modo, termina llevándose a un gato que la hace sufrir por la alergia... y porque parece que lo quieren muerto.
El gato resulta ser Ravyn Kontis, una criatura con unos cuantos siglos encima y además de eso, unas habilidades nada despreciables por servir a su raza (aunque estos parecen no quererlo mucho) y a una diosa griega (que todos los conocedores de la saga sabemos que no es la más benévola del planeta). Cuando Ravyn se da cuenta que acaba de meter en problemas a una humana común y corriente, siente que debe ayudarla a salir de ese lío, pero no parece sencillo y menos cuando algo más grande que los dos parece estarse desatando en Seattle.
Admito que cuando comencé este libro, hacía memoria a cada rato, porque hacía un tiempo que no leía nada al respecto de los Cazadores Oscuros (me remito de nuevo a que los libros en físico no los acaban de traer al país y que me concentraba en leer otras cosas mientras tanto). Sin embargo, aunque Kenyon me gana en eso de sacarse personajes de la manga como granos de arena tiene la playa (vaya comparación), Ravyn y Susan no son tan difíciles de entender, aunque eso sí, a veces creo que Kenyon crea compañeros pintorescos solo para hacernos reír. A ver, es que ¿en qué cabeza cabe que Susan deba confiar su seguridad y su vida a un tipo que se transforma en un animal que le causa alergia? ¿Se imaginan lo que la pobre tiene que sufrir involuntariamente? Aunque claro, mejor unos cuantos estornudos a quedar tiesa. Susan tendrá que lidiar con eso y el mundo sobrenatural que no tenía idea de que existía; en tanto, Ravyn tendrá que lidiar con esa mujer mientras la quieran muerta... y mientras también lo quieran matar a él, ya que estamos.
Como pasa a estas alturas de la saga (y quien la conozca, sabe de qué hablo), hay personajes de libros anteriores que no dejan de hacer apariciones, siendo algunas memorables. Eso, al menos, nos hace saber un poco de gente a la que por poco y le perdemos la pista en anteriores entregas o que simplemente, queremos saber cómo están. No sé cómo logra Kenyon encajar todo esto cuando a veces dos o más de sus libros parecen entrelazarse en la misma línea temporal... o mejor dicho sí sé (lo he llegado a hacer en un par de fics, o al menos lo intento) y como sé lo que cuesta que salga bien sin echar nada a perder, mis respetos.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2017)
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