Título: La luna de la medianoche (en el idioma original, Upon the Midnight Clear).
Autor: Sherrilyn Kenyon.
Sinopsis: Hubo un tiempo en que Aidan O’Conner era una celebridad mundialmente famosa que daba todo de sí y su dinero sin esperar nada a cambio. Hasta que aquellos a su alrededor tomaron sin preguntar. [...]. Ahora es un hombre que no quiere nada del mundo o nadie que sea parte de él. Nacida en el Olimpo como una diosa, Leta no sabe nada del mundo humano. Pero un despiadado enemigo la ha conducido desde el mundo de los sueños, hacia la casa del único hombre que conoce. Sus poderes inmortales se derivan de las emociones humanas y la ira de Aidan y su hostilidad son justo el combustible que necesita para defenderse. [...] (Extracto de la introducción).
Formato: epub.
¿Qué les puedo decir? Cuando salió en La Lata que leyera los libros pendientes que tenía de los Cazadores Oscuros, dudé en añadir las entregas que tenía solo en electrónico, porque eran más que las físicas y me llevaría un tiempo. Sin embargo, recordando que normalmente esos libros no me duran mucho (más cuando me entusiasmo con ellos), ¿por qué esperar? Así la cosa, a lo que interesa.
Un viejo mal griego despierta, contra todo lo que creyera aquella que lo venció antes, la diosa Leta. Se sabe que no debería dejarse libre por el mundo a ese mal, así que Leta se prepara no solo para enfrentarlo de nuevo, sino para conocer un mundo humano que hace siglos que no mira, todo para llegar a quien puede proporcionarle recursos para derrotar a su enemigo.
Por otro lado, Aidan O'Conner es un famoso actor actualmente retirado. Mejor dicho, se ha vuelto un ermitaño debido a que, de ser una persona feliz y generosa, pasó a ser alguien de quien se aprovecharon hasta hartarse. Con todo lo que le ocurrió, Aidan ya renegó de todo, hasta de lo que lo hacía feliz antes (como hacer sus películas), pero ignora que algo lo hará salir de su aislamiento de amargura, aunque muy a su pesar. Y sí, no es algo que él pueda manejar, así que recibirá ayuda extra.
Si les soy sincera, este libro se me hizo relativamente corto. No sé si porque lo leí en electrónico o en serio lo leí rápido (lo que en la serie de Kenyon, como ya dije, es frecuente). Y como pocas veces, el que me cae mejor es el protagonista masculino, porque se siente un poquito menos ficticio que los demás (obviando el hecho de que Leta es una diosa, aclaro): Aidan es de esos hombres que no lo tuvo fácil, pero quiso algo, se esforzó, lo hizo todo como se debía y triunfó, teniendo una mala racha causada por las envidias de los demás. Eso a cualquiera le puede pasar, no solo a quien se vuelve artista famoso como este personaje. Por lo tanto, me parece que Aidan puede enseñarle algo a quienes comienzan a creer que no tienen a nadie sincero a su alrededor.
Y si se preguntan por qué de pronto aparecen personajes que poco o nada se relacionan con aquellos de entregas precedentes... Bueno, yo que ustedes no hablaba todavía. Kenyon así se las gasta: a veces, en una de sus entregas de esta saga te planta enfrente unos personajes que no sabes qué vela tienen en el entierro, pero en entregas posteriores ¡zas!, resulta que hacen un cameo. Lo anterior, por si no se ha notado, es una de las cosas por las que me sigue sorprendiendo de Kenyon.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2017)
Un viejo mal griego despierta, contra todo lo que creyera aquella que lo venció antes, la diosa Leta. Se sabe que no debería dejarse libre por el mundo a ese mal, así que Leta se prepara no solo para enfrentarlo de nuevo, sino para conocer un mundo humano que hace siglos que no mira, todo para llegar a quien puede proporcionarle recursos para derrotar a su enemigo.
Por otro lado, Aidan O'Conner es un famoso actor actualmente retirado. Mejor dicho, se ha vuelto un ermitaño debido a que, de ser una persona feliz y generosa, pasó a ser alguien de quien se aprovecharon hasta hartarse. Con todo lo que le ocurrió, Aidan ya renegó de todo, hasta de lo que lo hacía feliz antes (como hacer sus películas), pero ignora que algo lo hará salir de su aislamiento de amargura, aunque muy a su pesar. Y sí, no es algo que él pueda manejar, así que recibirá ayuda extra.
Si les soy sincera, este libro se me hizo relativamente corto. No sé si porque lo leí en electrónico o en serio lo leí rápido (lo que en la serie de Kenyon, como ya dije, es frecuente). Y como pocas veces, el que me cae mejor es el protagonista masculino, porque se siente un poquito menos ficticio que los demás (obviando el hecho de que Leta es una diosa, aclaro): Aidan es de esos hombres que no lo tuvo fácil, pero quiso algo, se esforzó, lo hizo todo como se debía y triunfó, teniendo una mala racha causada por las envidias de los demás. Eso a cualquiera le puede pasar, no solo a quien se vuelve artista famoso como este personaje. Por lo tanto, me parece que Aidan puede enseñarle algo a quienes comienzan a creer que no tienen a nadie sincero a su alrededor.
Y si se preguntan por qué de pronto aparecen personajes que poco o nada se relacionan con aquellos de entregas precedentes... Bueno, yo que ustedes no hablaba todavía. Kenyon así se las gasta: a veces, en una de sus entregas de esta saga te planta enfrente unos personajes que no sabes qué vela tienen en el entierro, pero en entregas posteriores ¡zas!, resulta que hacen un cameo. Lo anterior, por si no se ha notado, es una de las cosas por las que me sigue sorprendiendo de Kenyon.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2017)
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