miércoles, 6 de febrero de 2019

Describiendo a... (CCXXXVI)

Título: Fahrenheit 451 (en el idioma original, igual).

Autor: Ray Bradbury.

Sinopsis: [...] Montag [...] pertenece a una extraña brigada de bomberos cuya misión, paradójicamente, no es la de sofocar incendios sino la de provocarlos para quemar libros. Porque en el país de Montag está terminantemente prohibido leer. Porque leer obliga a pensar, y en el país de Montag está prohibido pensar. Porque leer impide ser ingenuamente feliz, y en el país de Montag hay que ser feliz a la fuerza... (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).

Editorial de mi ejemplar: Random House Mondadoria S. A. de C. V. (a través de DeBolsillo).

¿Qué les puedo decir? Este libro también es un caso de "llevar años esperando a ser leído un montón de tiempo", y lo recuerdo porque el día que lo compré, al volver a casa, tuve un percance con mi rodilla derecha que me llevó a consulta al IMSS (ajá, tras años de no pisar el lugar), a faltar un día al trabajo de entonces y... bueno, unos pocos días después fue mi cumpleaños, así que ya se imaginarán que mucho no pude hacer (aunque de todas formas, ya casi no hago gran cosa). Si no estoy mal, fue poco después de que muriera Bradbury, para que se ubiquen temporalmente (porque sinceramente, ahora mismo no me acuerdo).

La historia comienza con el protagonista, Montag, mostrando parte de su día laboral, cuando a él y a su equipo de bomberos se les notifica que deben hacer un trabajo. Al acudir al sitio, empiezan su tarea, que es buscar cualquier texto que oculten los dueños del sitio al que han ido... y prenderles fuego.

En el mundo donde vive Montag, hace mucho que los libros y cualquier otra impresión se han convertido no solo en un borroso recuerdo, sino que también en artículos prohibidos. Los bomberos de antaño son más vistos en ese mundo como aquellos que se deshacen de esos artículos, dado que desestabilizan el ambiente y la "felicidad" creada por el estado. No muchos se cuestionan ese nuevo orden, o lo que hay detrás, pero unas pocas veces, como le pasa a Montag a través del relato de la novela, hay ciertos momentos que logran que un miembro de esa sociedad se cuestione lo que está pasando, el motivo para que los libros ya no existan y si acaso la sociedad humana volverá un día a ser lo que era.

La novela de Bradbury, creo yo, explora lo que los altos mandos podrían ser capaces de hacer con tal de mantener a su población relativamente bajo control, con la manipulación de la información y dando la sensación de una paz estable, aunque sea falsa. Montag, una vez que se empieza a preguntar cosas, resulta uno que quiere saber bien a qué se está enfrentando, pero al mismo tiempo, se vuelve un ejemplo de cómo a su alrededor vigilan todo y a todos, con tal de que se mantengan las cosas como están. Es un mundo vigilado de tales maneras, que despertarían el lado paranoico hasta del más tranquilo, se los digo en serio. Es por eso que, mientras que una parte mía sentía escalofríos ante semejante panorama, deseando que jamás llegue a ser real, otra parte solo puede estar en desacuerdo sincero, como si germinara una revolución que hará falta en el remoto caso de que se haga realidad una panorámica como esta.

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

(Leído en 2017)

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