sábado, 16 de marzo de 2019

Tinta a la Carta CIII: Comida en cinco tiempos

~Aperitivo~ 
Los dominios del ónix negro. La elevación 
(Adriana González Márquez) 
—¿Todo es real? 
—Así es —me dedicó esa mortal sonrisa de lado—. Incluso yo. 
—Eso es ridículo —dije después de tragar saliva, tratando de negar aquello que hasta mi propia piel me decía: que él tenía razón, que nada de esto era producto de mi imaginación, que nunca lo había sido. 
—Sabes que no miento, Nessa. Lo sabes y lo sientes. 
Me di media vuelta, deseando escapar de la conmoción que me provocaba su intensa mirada, su voz ronca, su presencia. 
—Es ridículo —insistí, aferrándome a mis vanas ideas de lo que era real y lo que era ficticio. 
—Tal vez te parezca ilógico, pero eso no impide que sea verdad […]. 

~Entrada~ 
Los Borodin III. Destino y sueños 
(Christopher Nicole) 
—¡No quiero ninguna fiesta! —vociferó Johnnie—. No si viene de ustedes. 
—¡Ya basta! —le gritó George—. Puedes gritar y disparatar cuanto quieras, pero no toleraré que le hables así a tu madre. Lo mejor sería que te largaras de aquí y te fueras a tomar aire, a ver si se te pasa el enojo. Esta noche hablaremos de tu fiesta. 
—¡Claro que me largaré de aquí! —replicó Johnnie—. Y me largaré para siempre. Si mi tío Peter se va a Europa, yo lo seguiré tan pronto como tenga mi graduación. Prefiero trabajar con él contra el comunismo, que en un periódico cualquiera. 
—Vamos, Johnnie —se molestó Ilona. 
—Me iré —amenazó Johnnie—. Y ninguno de los dos podrá impedírmelo. Ya para entonces, tendré veintiún años. 

~Plato Fuerte~ 
La sombra del viento 
(Carlos Ruiz Zafón) 
—¿Es usted un coleccionista? 
—Algo parecido. 
—¿Tiene usted más libros de Carax? 
—Los he tenido en algún momento. Julián Carax es mi especialidad, Daniel. Recorro el mundo buscando sus libros. 
—¿Y qué hace con ellos si no los lee? 
El extraño emitió un sonido sordo, agónico. Tardé unos segundos en comprender que se estaba riendo. 
—Lo único que debe hacerse con ellos, Daniel. 
Extrajo entonces una cajetilla de fósforos del bolsillo. Tomó uno y lo prendió. La llama iluminó por primera vez su semblante. Se me heló el alma. Aquel personaje no tenía nariz, ni labios, ni párpados. Su rostro era apenas una máscara de piel negra y cicatrizada, devorada por el fuego. Aquélla era la tez muerta que había rozado Clara. 
—Quemarlos —susurró, la voz y la mirada envenenadas de odio. 

~Entremés~ 
Cazadores de Sombras 6. Ciudad de Fuego Celestial 
(Cassandra Clare) 
—No me voy a quedar aquí parado mientras Magnus corre peligro —declaró Alec, con una voz sorprendentemente fría y adulta—. Ve sin mí y violarás todos nuestros juramentos de parabatai, me ofenderás como cazador de sombras y no respetarás el hecho de que ésta también es mi guerra. 
Jace lo miró asombrado. 
Alec, nunca violaría nuestros juramentos. Eres uno de los mejores cazadores de sombras que conozco… 
—Y por eso iremos contigo —lo interrumpió Isabelle—. Nos necesitas a Alec y a mí para cubrirte la espalda, como siempre hemos hecho. Necesitas el poder de Clary con las runas y la fuerza de vampiro de Simon. Esta guerra no es solo tuya. Si nos respetas como cazadores de sombras y como amigos, entonces iremos contigo. Es así de sencillo. 
—Lo sé —repuso Jace en voz baja—. Sé que los necesito. […] 

~Postre~ 
Ojos de fuego 
(Stephen King) 
—¿Qué pasó, pequeña? 
—Conseguí el dinero pero… se me escapó otra vez, papá…, había un hombre…, un soldado…, no pude evitarlo… 
Andy sintió que lo invadía el miedo. Lo mitigaba el dolor de su cabeza y su cuello, pero estaba allí. 
—¿Hubo…, hubo un incendio, Charlie? 
Ella no podía hablar, pero hizo un ademán afirmativo con la cabeza. Las lágrimas le corrían por las mejillas. 
—Dios mío —murmuró Andy, y se levantó con un esfuerzo. 
Esto terminó de desquiciar a Charlie. Se cubrió el rostro con las manos y lloró desesperadamente, meciéndose sobre sus pies. 

Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

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