sábado, 16 de julio de 2022

Tinta a la Carta CVIII: Comida en cinco tiempos

~Aperitivo~ 
Los dominios del ónix negro. La conexión 
(Adriana González Márquez) 
—Una marca suple a otra marca
¡Maldición! ¿Qué se me estaba escapando? ¿Qué era lo que tenía que hacer?
—Una marca suple a otra marca…
—¿Nessa? —murmuró Erick deteniéndose frente a mí, por lo que lo primero que entró en mi campo de visión fue su tatuaje del símbolo del Infinito y las marcas que habían provenido de mí después de la Elevación.
—Una marca suple… —jadeé comprendiendo.
—¿Nessa?
—Ya sé lo que Matheo necesita.
—¿Qué? —preguntó Erick con rostro desesperado.
Tragué saliva con fuerza. Esto no iba a gustarle a nadie:
—Una conexión.
 
~Entrada~
Los Borodin IV. Esperanza y gloria
(Christopher Nicole)
[…] Él estaba de pie frente a la ventana, observando el corte diagonal de la luz de la luna sobre el patio, escuchando el murmullo de la brisa del amanecer que ya empezaba a soplar y el zumbido ronco y distante de los aviones que crecía y crecía a cada instante.
¿Aviones? ¿A las cuatro de la mañana? Y era un gran número de aviones. Intentó mirar por la ventana, pero no vio nada, aunque sí pudo oír una serie de golpes; golpes intermitentes que también se acercaban y crecían en intensidad, como el zumbido de los aviones.
John Hayman se quedó absolutamente quieto, incapaz de dar crédito a lo que estaba escuchando, a lo que el ruido le anunciaba: una gran flotilla de aviones volaba sobre Rusia y dejaba caer bombas.
Se oyó el alarido de una mujer.

~Plato Fuerte~
El juego del ángel
(Carlos Ruiz Zafón)
—Martín, quiero que cree una religión para mí.
Al principio pensé que no le había oído bien.
—¿Cómo dice?
Corelli me sostuvo aquella mirada con sus ojos sin fondo.
—He dicho que quiero que cree una religión para mí.
Le contemplé por un largo instante, mudo.
—Me está tomando el pelo.
Corelli negó, saboreando su vino con deleite.
—Quiero que reúna todo su talento y que se dedique en cuerpo y alma durante un año a trabajar en la historia más grande que haya usted creado: una religión.
No pude más que echarme a reír.

~Entremés~
Cazadores de Sombras y Subterráneos. La guía esencial
(Varios, edición de Cassandra Clare)
Que su amistad sobreviva a la inestabilidad de Jace con respecto a lo que esta revelación significa para Alec —y a sus cuestionamientos crudos y obtusos sobre por qué este le da tanta importancia— es prueba de su fortaleza. A diferencia de Clary, Jace todavía ignora los sentimientos de Alec hacia él, o bien no se siente cómodo hablando de ellos. Jace simplemente conoce un hecho esencial acerca de su amigo, lo que, por supuesto, no cambia lo que siente por él. Dolorosa o no, la revelación no solicitada por Alec es la primera muestra que tiene de que tal vez no perdería todo si fuera honesto consigo mismo y con los demás. Tal vez no perdería a Jace. Tal vez conservaría a Magnus. Para cuando Alec y Jace hablan abiertamente sobre los sentimientos de aquél en Ciudad de Cristal, intenta alejar con brusquedad a Alec, al más puro estilo Jace. Le dice que la razón de su enamoramiento es que lo ve como algo seguro, como una pareja poco viable. Pero nosotros sabemos que esto no alejará a Alec, por lo menos no de la manera en que realmente importa. Sí, Alec tarda en revelar sus sentimientos por Magnus, pero la relación real que tiene con Jace, no la prospectiva, es su primera prueba de que quienes lo aman lo aceptarán tal como es. Su amistad con Jace tiene un poder transformador: lo ayuda a admitir a quién ama.
 
~Postre~
Memorias del Águila y del Jaguar. La ciudad de las bestias.
(Isabel Allende)
—Vas a conocer la selva más misteriosa del mundo, Alexander. Allí hay lugares donde los espíritus se aparecen a plena luz del día.
—Claro, como el «abominable hombre de la selva» que andamos buscando —sonrió su nieto, sarcástico.
—Lo llaman la Bestia. Tal vez no sea solo un ejemplar, sino varios, una familia o una tribu de bestias.
—Eres muy crédula para la edad que tienes, Kate —comentó el muchacho, sin poder evitar el tono sarcástico al ver que su abuela creía esas historias.
—Con la edad se adquiere cierta humildad, Alexander. Mientras más años cumplo, más ignorante me siento. Solo los jóvenes tienen explicación para todo. A tu edad se puede ser arrogante y no importa mucho hacer el ridículo —replicó ella secamente.

Con mis agradecimientos a Nea Poulain, por la inspiración para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

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