miércoles, 22 de mayo de 2024

Describiendo a... (CCCXVIII)

Título: Inventos infernales (en el idioma original, Infernal Devices).

Autor: Philip Reeve.

Sinopsis: Los poderosos motores de Anchorage se han detenido y llevan años oxidándose. La ruinosa ciudad ya no busca fortuna en las heladas llanuras, pues se ha asentado al borde de lo que una vez fue América. Tom y Hester son felices en la estabilidad, pero su hija Wren anhela huir de la monotonía [...]. Cuando un pirata submarino peligrosamente encantador le ofrece una oportunidad de escapar, Wren no lo duda ni un instante [...]. Pero el pirata quiere algo a cambio [...] y eso acarrea consecuencias que podrían destruir la paz... (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).

Editorial de mi ejemplar: Penguin Random House Grupo Editorial (a través de Alfaguara).

¿Qué les puedo decir? Si alguien ha llegado hasta esta línea de la seudo-reseña, espero que no me eche en cara si se ha topado con algún spoiler porque bueno, desde la ilustración de portada se ve que es un libro de Reeve y espero que pensaran "ah, debe ser de la serie Máquinas Mortales". La verdad, cuando lees de manera espaciada las varias partes de una serie de libros, al traérselas acá luego estarán como yo, que al principio no se acuerdan en qué se quedaron y después, seguro se van acordando de cosas, pero al principio es como si se hablara de algo de lo que solo le lanzan datos al azar. Espero que no confundiera demasiado a nadie y mejor iré a lo que interesa.

Han pasado años desde el final de lo acontecido en El oro del cazador, por lo cual los protagonistas principales de entonces, Tom y Hester, han construido una vida juntos en donde la ciudad ambulante que hallaron en esa novela, acabó "anclando". La vida ha sido para ellos tranquila y lo que les pasó antes de eso, solo es como una especie de viejo cuento que pocos conocían. Tom y Hester han tenido una hija, Wren, que físicamente tiene cosas de ambos, pero a diferencia de ellos, siente ganas de algo que la saque del aburrimiento de su día a día. Para Wren, su hogar es bonito pero poco interesante, por lo que la primera oportunidad de abandonar el lugar quiere tomarla, solo que la que se presenta, es demasiado sospechosa: la de un tipo con un nombre extraño que quiere algo que la antigua Anchorage guarda en lo que era su museo, y Wren acepta alegremente conseguirlo sin pensar, ni por un segundo, que no debería confiar en extraños al azar sin una buena razón: aprenderá la lección a la mala, y eso llevará a sus padres a chocar de lleno con gran parte de lo que dejaron atrás para vivir en paz, ¿pero a qué precio?

Creo que, antes que otra cosa, debo decir algo: Wren fue una PAI (Protagonista Adolescente Idiota). No hay otra manera de describirla, sobre todo al inicio de la novela, porque tengo que recordarles que no ha vivido en el mundo de ciudades-tracción en el cual sus padres se conocieron y apenas sobrevivieron, antes de ayudar a llevar a Anchorage a una existencia sedentaria. Para Wren, como para muchos adolescentes del mundo, el sitio donde vive es increíblemente rutinario, lo cual la aburre y le hace desear mucho un montón de aventuras y emociones fuertes, pero para nada piensa que el tener todo eso viene con la necesidad de actuar en consecuencia: decidir rápido y en muchas ocasiones, bajo amenaza de muerte. Por todo eso (y otros asuntos que no vienen al caso), Wren llegó a causarme un bloqueo lector considerable (Goodreads y X-Twitter son testigos), y por eso Inventos infernales tardé en acabarlo de leer.

Por otro lado, debido a quién se perfiló como protagonista principal y la línea de tiempo que sigue ahora, Tom y Hester han tenido grandes cambios, que obviamente muchos vinieron con la edad, pero tampoco es que su esencia se transformara, solo quedaron algunos de sus rasgos adormecidos por su pacífica vida, aunque no del todo. Mientras que Tom parece haber vuelto a su naturaleza de historiador de la extinta Londres, Hester tiene vistazos de que nunca acabó de acoplarse del todo a la vida sedentaria y tranquila, que algo en su interior se agitaba y, como su hija, se hastiaba de todo aquello, pero amaba a Tom lo suficiente como para quedarse. Eso, sumado a algunos acontecimientos del pasado (sobre todo un par que Tom ignora), hacen que Hester no tenga demasiada paciencia o buen temple cuando todo en la trama se complica, y se siente lejos de la familia que logró construir; Tom, por su parte, parece que recuperó algo de su ingenuidad, confiado en que ya no tendría problemas demasiado graves a los cuales sobrevivir, por lo cual solo logra exaltar los conflictos internos de Hester, ¡y todo mientras ambos salen despavoridos a salvar a su hija del lío en el que se metió! Nada mal para un viejo matrimonio, ¿no?

Por otro lado, como ya se mencionó, Wren descubre a la mala que no debe ver cumplidos todos sus deseos, porque la aventura en la que se mete es todo menos agradable, al menos la mayor parte del tiempo. Desconoce cómo es la vida fuera de su hogar, solo ha oído lo que a veces consideraba cuentos de su padre, por lo que cada contratiempo sorpresa debe resolverlo como pueda. Es entonces cuando Wren comienza a pensar que uno, no debió salir de casa a la primera oportunidad y dos, lo que ha sabido siempre puede no ser todo lo que hay. Por lo menos, consigue algo de ayuda en el camino y tiene cierta presencia de ánimo para darse cuenta que lo que ayudó a sacar de la antigua Anchorage no debería caer en manos equivocadas, pero llega un punto en que el que debe decidir qué hacer primero o si debe dejar algo de lado; además logra comprender que sus padres no son totalmente infalibles... o que quizá se parezcan a ella más de lo que suponía, y en rasgos completamente inesperados.

Entre el elenco completo de la novela, los escenarios a los que nos lleva Reeve a lo largo de todas esas páginas y ese final (por el cual no sabía en su momento si lanzar el libro lejos o solo quedarme viendo las páginas como tonta, toda incrédula), creo que no sorprenderá a nadie que, a la salida de esta seudo-reseña, no me haya animado a leer el libro siguiente. Sí, mucho tiempo ha pasado, pero diferentes razones me alejaron de eso y bueno... un día tendré que enfrentarlo, todos lo sabrán y ojalá Reeve no se gane pedradas virtuales de mi parte.

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

(Leído en 2019)

No hay comentarios:

Publicar un comentario