Autor: Juan Rulfo.
Sinopsis: [...] Juan Preciado promete a su madre en el lecho de muerte ir en busca de su padre, Pedro Páramo, un pequeño cacique pueblerino a quien no conoce. «El olvido en que nos tuvo cóbraselo caro» le dice ella, y Juan parte hacia Comala, un pueblo mítico que es el verdadero protagonista de estas páginas. Allí, envuelto en una tierra vieja que está sobre las brasas de la tierra, «en la mera boca del infierno», se encontrará con las voces de la memoria de personajes de ensueño, que irán tejiendo una historia de deseos y pasado, de muertos y visiones irreales, que abarca desde mediados del XIX a las revueltas cristeras de comienzos del XX. [...] (Extracto tomado de epublibre).
Editorial de mi ejemplar: Editorial RM & Fundación Juan Rulfo.
¿Qué les puedo decir? Por más clásico que se le considere, nunca se me habría ocurrido tener un ejemplar de este libro de no ser por Hermano Menor (no esperen que Bell diga su nombre real, o morirán de desesperación). Verán, la cosa fue así: Hermano Menor se fue hace unos años de intercambio estudiantil a Argentina, antes de lo cual había dejado caer que si tenía Pedro Páramo, que se lo prestara para leérlo durante el viaje. No lo tenía, claro, pero no me costaba nada comprarlo (a veces Bell se pasa de buena hermana), más cuando vi la edición que menciono, que no era demasiado cara. Así pues, el libro se fue de su humilde casa seis meses... solo para regresar y ser guardado por muchísimo tiempo en mi anaquel, hasta que La Lata decretó que debía ser leído.
Todo comienza cuando un hombre cuenta el cómo prometió a su moribunda madre ir a buscar a su padre, a un pueblo que apenas conoce la gente y al que llega después de un viaje muy cansado. Ya en el pueblo, el hombre vive una serie de cosas que no sabe cómo calificar, si como sueño o realidad, pero de alguna manera, el presente y el pasado del pueblo se empiezan a mezclar delante de él... lo que demuestra que quizá no esté muy bien que digamos.
Si les digo la verdad, me llego a sentir un poquito mal cuando no me gusta un libro mexicano. ¡En serio! No tiene el menor sentido, pero sucede. Normalmente me gusta decir que en la literatura de mi país hay libros que valen la pena, pero cuando me topo con uno que no me acaba de gustar, me quiere dar algo... hasta que pienso que en realidad, eso no es malo, solo significa que el libro en turno no es lo mío y que eso no le quita mérito.
¿Por qué digo todo lo anterior? Porque me ha pasado con Pedro Páramo: su estilo es muy bueno, ni cómo negarlo, pero la trama es de esas que medio entiendes, medio quieres mandar al diablo porque no acabas de comprenderla. Sí, así de confusa me quedé con esta novela, que nadie me mire mal. Mis respetos a quien le guste hasta la exageración Pedro Páramo. Créanme, intenté unirme al club, pero no acaba de funcionar, así que prefiero pecar de sincera que de hipócrita.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
Todo comienza cuando un hombre cuenta el cómo prometió a su moribunda madre ir a buscar a su padre, a un pueblo que apenas conoce la gente y al que llega después de un viaje muy cansado. Ya en el pueblo, el hombre vive una serie de cosas que no sabe cómo calificar, si como sueño o realidad, pero de alguna manera, el presente y el pasado del pueblo se empiezan a mezclar delante de él... lo que demuestra que quizá no esté muy bien que digamos.
Si les digo la verdad, me llego a sentir un poquito mal cuando no me gusta un libro mexicano. ¡En serio! No tiene el menor sentido, pero sucede. Normalmente me gusta decir que en la literatura de mi país hay libros que valen la pena, pero cuando me topo con uno que no me acaba de gustar, me quiere dar algo... hasta que pienso que en realidad, eso no es malo, solo significa que el libro en turno no es lo mío y que eso no le quita mérito.
¿Por qué digo todo lo anterior? Porque me ha pasado con Pedro Páramo: su estilo es muy bueno, ni cómo negarlo, pero la trama es de esas que medio entiendes, medio quieres mandar al diablo porque no acabas de comprenderla. Sí, así de confusa me quedé con esta novela, que nadie me mire mal. Mis respetos a quien le guste hasta la exageración Pedro Páramo. Créanme, intenté unirme al club, pero no acaba de funcionar, así que prefiero pecar de sincera que de hipócrita.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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