Describiendo a... (XXIV)

Título: Sepultura 13.

Autor: Manuel L. Alonso.

Sinopsis: Al principio, Flor pensó que la impresión de sentirse vigilada era solo fruto de su imaginación. Al cabo de los días, llegaron los lamentos, los ruidos, los portazos y la certeza de que no era la única inquilina de aquella casa. (De la contraportada de mi ejemplar).

Editorial de mi ejemplar: Ediciones SM, a través de Gran Angular.

¿Qué les puedo decir? No habría sabido de este libro si no es por uno de los menús de la buena de Nea (Bell le manda un beso y un abrazo). Ella misma, cuando comenté el mencionado menú, me aclaró que era un libro corto, pero insistía en que era bueno, así que cuando lo hallé en línea lo ordené. Y sí, le doy la razón, es bastante corto. Nos dedicaremos a eso en un momento.

La protagonista, Flor, es una joven española de principios de los años noventa, está por terminar la carrera de periodismo, y por fin ha conseguido irse a vivir sola a un pequeño departamento. Con algunos asuntos pendientes a cuestas, lo que menos necesita es lo que le ocurre: cosas cambiadas de lugar, sensaciones extrañas y, en un par de ocasiones, la visión de una joven mujer que la llena de tristeza.

Como he mencionado, el libro es bastante corto, apenas sobrepasa las cien páginas. Para una, que está acostumbrada a historias largas y con embrollos al por mayor, esta obra dura poquísimo, deseaba que se alargara, que surgiera algo que me hiciera leer un poco más de tiempo. Sin embargo, no fue así, ya que de una forma un tanto brusca, Flor se entera de qué pasó en su departamento, quién es la joven que se aparece (ayudándola a descansar en paz) y, de paso, resuelve algunos de sus pendientes.

Siento que este libro es de esos que pudieron haber sido más largos, más profundos, y tener éxito. Por otro lado, quizá el autor lo que quería era contar una historia que pudiera seguirse sin grandes dificultades y aún así, llegarle a la gente. Al menos a mí me pasó. Me hace preguntarme cuántas personas viven experiencias como la de Flor y se callan por temor a burlas o a que las crean locas.

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.