~Aperitivo~
En medio de la
tormenta
(Ken Follett)
—Me ha ayudado muchísimo, gracias —parecía que
había pasado mucho tiempo desde que Toni había tenido algo de suerte —¿Por
casualidad habrá notado si falta otro automóvil, posiblemente el vehículo en el
que huyeron?
—No, lo siento.
—Bueno, gracias de nuevo —colgó y miró a Steve
—¡Encontré el vehículo en el que huyeron!
Él señaló la ventana con la cabeza.
—Y llegó el quitanieves.
~Entrada~
La llamada de los
muertos (Crónicas de la Torre III)
(Laura Gallego García)
Dana no discutió. Salió del Templo sin Nombre y
corrió por las calles de la Ciudad Olvidada, en busca de Kai, para regresar
cuanto antes a la Torre, mientras en su mente seguía resonando la aterradora
profecía del Oráculo:
«Uno de ellos será traicionado. Otro será
tentado por el mal. Otro partirá en un peligroso viaje, tal vez sin retorno.
Otro se consumirá en su propio fuego. Otro escuchará la llamada de los muertos.
Cuando llegue el Momento, otro abrirá la Puerta. Otro de ellos, el más joven,
entregará su propio aliento vital. Otro recuperará su verdadero cuerpo. Otro
verá cumplida su venganza. Otro morirá entre horribles sufrimientos. Y todo
ello, Señora de la Torre, para que el último de ellos cruce el Umbral y se haga
inmortal.
Así, once son, y once forjarán su desgracia o
su leyenda.»
~Plato Fuerte~
Cielo
Ensangrentado
(Steve Hamilton)
Volví a mirar la fecha de la nota y retorné a
enero de 1985. Ése fue mi año perdido, un año después que nos balearon a mi
compañero y a mí, un año después de mi fracaso matrimonial y mi salida de la
policía. Recordé el incendio, pero en forma vaga. Sólo se trataba de una
noticia cualquiera en la primera plana de un periódico.
En el último párrafo se transcribía una lista
larga. Busqué entre los nombres: encontré a Stephanie Gannon. Encontré a
Melissa Saint Jean. Encontré a Brett Trembley, y a Barry Trembley. Todos tenían
trece años.
Esta vez, cuando la miré, Helen carraspeó y
comentó, desviando la vista.
—Ahora ya lo sabe.
~Postre~
Red de Engaños
(Glenn Meade)
—Estaba trabajando con un grupo especial de la
DEA en el aeropuerto JFK esta mañana cuando arrestaron a la chica en Aduanas.
Llegó en el vuelo de Aeroflot procedente de Moscú con un bebé de tres semanas
muerto en los brazos. Le habían abierto y vuelto a coser la cavidad torácica.
Patología encontró dos kilos y medio de heroína pura dentro del cuerpo de bebé.
Jennifer se puso pálida. Mark Ryan la miró.
—¿Te sientes bien?
—Sí, estoy bien. ¿Cuándo creen que murió el
bebé?
—Hace unas dieciséis horas. Lo que significa
que murió aproximadamente cuatro horas antes de que la mujer saliera de Moscú.
[…]
Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".
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