~Aperitivo~
Memorias
de Idhún II. Tríada.
(Laura Gallego García)
—Intenta no meter la pata, ¿de acuerdo?
—murmuró Christian.
—Intenta tú no traicionarme —gruñó
Jack.
Christian le dirigió una enigmática
mirada.
—Puede que ya lo esté haciendo —dijo,
y, dando un paso al frente, entró en el hexágono y desapareció en un destello
de luz azulada.
Inquieto, Jack lo siguió.
El portal se los tragó a ambos y los
envió al corazón de la Torre de Drackwen, mientras, varios pisos más abajo, un
unicornio dormía profundamente, y un shek velaba su sueño desde las sombras.
~Entrada~
Rojo
(Ted Dekker)
—¿Cómo es posible eso? ¿Puede ocurrir
algo así?
—No muy a menudo. No por tanto tiempo.
Está durmiendo, de eso no hay duda. Mucha actividad cerebral. Pero cualquier
cosa que esté pasando en esa cabeza no está caracterizada por algo que yo haya
visto. A juzgar por los monitores, yo diría que está despierto.
—Creí haberle oído decir que se
hallaba durmiendo.
—Lo está. Por tanto, ese es el
problema.
—Iré en seguida. Manténgalo soñando.
El hombre colgó antes de que Brancroft
pudiera corregirle.
Thomas Hunter no estaba soñando.
~Plato Fuerte~
La Mano
del Muerto
(Alexandre Dumas padre)
—Aún se percibe, padre mío, en vuestra
frente, el sello del sufrimiento espantoso de aquél que vio desaparecer todas
sus más caras afecciones. ¡Vuestra esposa, vuestro hijo, vuestra hija como las
flores arrancadas por el huracán! Aún me parece que esos labios murmuran
vuestro último deseo, después de la larga narración de vuestra vida, en aquella
misma noche en que recibí vuestro último suspiro. Vuestra voluntad será
cumplida —continuó Benedetto, desligando las manos del cadáver y sacando del
pecho su afilado puñal —Ya que mientras vivíais no ha podido vuestra diestra
castigar el exceso de aquella venganza horrible, la mano del muerto abofeteará
la mejilla de Edmond Dantés. ¡Terrible castigo!
Y al decir esto, Benedetto cortó de un
golpe la enjuta mano del cadáver de su padre; guardóla con su puñal, y cerró
enseguida el cajón […]
~Entremés~
El
Laberinto de la Rosa
(Titania Hardie)
[…] «El mismo número de pasos adelante
desde el principio», recordó que eso decía el texto de Will. Descubrió que
había transcurrido prácticamente medio año –el periodo comprendido entre el
equinoccio de otoño al de primavera– a partir de la fecha en que se realizó la
operación que le salvó la vida. Estaba a mitad de camino de ese primer año
crucial. Y estaba saliendo del centro del laberinto, preparada para caminar un
número igual de pasos hacia el final del recorrido. «Nuestras dos almas son
una». La voz de Alex estaba junto a ella, dentro de ella, otra vez. «Soy lo que soy, y lo que soy es lo que verás» (I am
what I am, and what I am is what you will see).
Lucy comprendió las palabras escritas
en la copia del pergamino: nuestros corazones son uno. Sus ojos se abrieron
desmesuradamente. ¡Oh, Dios! Mi alfa y mi omega. Mi principio y mi fin.
~Postre~
Harry
Potter y el Cáliz de Fuego
(J.K. Rowling)
—¡Estupendo! —dijo Dumbledore en voz
alta […] —Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que
puedo confiar en que todos ustedes, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y
Beauxbatons, darán a sus respectivos campeones todo el apoyo que puedan. Al
animarlos, contribuirán de forma muy significativa a…
Pero Dumbledore se calló de repente, y
fue evidente para todo el mundo por qué se había interrumpido.
El fuego del cáliz había vuelto a
ponerse de color rojo. Otra vez lanzaba chispas. Una larga lengua de fuego se
elevó de repente en el aire y arrojó otro trozo de pergamino.
Dumbledore alargó la mano y lo atrapó.
Lo extendió y miró el nombre que había escrito en él. Hubo una larga pausa,
durante la cual Dumbledore contempló el trozo de pergamino que tenía en las
manos, mientras el resto de la sala lo observaba. Finalmente, Dumbledore se
aclaró la garganta y leyó en voz alta.
—Harry Potter.
Con mis agradecimientos a Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas de "Tinta a la Carta".
No hay comentarios:
Publicar un comentario