Título: La era blanca.
Autor: Daniel J. Oropeza.
Sinopsis: Ya no hay más que frío en Melliur, frío que seca y mata. Desde hace poco más de cien años, Juan, el grande, gobierna de manera despiadada sobre el Imperio Melliur. Él es un humano que se ha infiltrado debajo de la tierra para llegar a Melliur, lugar donde viven los melliurs desde hace muchísimo tiempo. Y Jusf, quizá por meros azares del destino, deberá comenzar un viaje y descubrir que no todo lo que le rodea es lo que parece. (De la contraportada).
¿Qué les puedo decir? Quiero mucho al Doño, y tenía esta lectura pendiente prácticamente desde que la sacó. Sin embargo, por una razón u otra la postergaba, hasta que gracias a Tarly (sí, Bell ya le puso nombre a su tableta, déjenla ser), me llevé el texto conmigo a donde quiera que iba y lo pude leer. Pero vamos poco a poco, si no les importa.
Lo primero que leemos es un prólogo donde se describe un asesinato. Alguien mata a quien gobierna cierto reino, encantado de hacerse del poder, pero... ¿Quién es el asesino? ¿Y fue un asesinato como tal?
De allí, pasamos a conocer a Jusf, un joven de la raza de los melliurs, un pueblo que vive bajo tierra, ignorado por los humanos. Llega a casa tras hacer un recado y se topa con su madre a punto de morir, quien le pide que vaya con su abuelo, llevándose un libro viejo que ha guardado desde hace mucho... Pero llega una especie de agente del gobierno a "certificar" que la madre de Jusf falleciera, le impide llevarse el volumen, lo echa de la casa... y por lo visto, lo atacan.
A ver, en primer lugar, tengo que desquitarme, ¡Dann, eres malo y cruel! (Bell rueda los ojos). Ya, lo dije. es que... Bueno, el pobre Jusf, a partir de que se queda solo, tiene que comenzar a moverse, a aprender cosas, a viajar, aunque al principio no tenga una idea muy clara de por qué o para qué. En el camino, se le presenta la oportunidad de hacer algo contra Juan, el dueño; es aquel que ahora gobierna su reino y lo dejó sumergido en un invierno prácticamente perenne (de allí la portada que Bell no deja de decirle al Doño que es bien bonita). Aunque al final, el giro de los acontecimientos es tal, que no acabas de creértelo y esperas que todo sea un mal chiste hasta que reaccionas y te quedas preguntándote si de verdad acabó o debes seguir avanzando páginas a ver si hay algo más.
Para concluir, debo dejar en claro que quisiera que saliera un poco más de lo que pasó al final, después de "eso" (Dann creo que sabe de qué habla Bell, y los demás lo sabrán si lo leen), porque con semejante epílogo... Eh, esos dos (otra vez indirectas...) acabaron de dejarme confundida. Doño, repito, se te quiere, pero a veces eres malo (Bell se parte de risa).
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
¡Hola, Bell! ¿Qué tal la vida? (?)
ResponderEliminarPrimero que nada, quiero darte las gracias por tomarte la molestia de leerme y realizar una reseña en un tu blog, tanto sobre Cuentos necesarios como de La era blanca; muchas gracias, de verdad.
¿Qué puedo decir? Creo que siempre diré que La era blanca es una historia bastante sosita, no digo inleíble, sino más bien para pasar el rato (como muchas historias publicadas por una editorial, ¿no?); así que no tengo nada más que agradecer a todas aquellas personas que la leen y les agrada, les entretiene. Me "choqueó" un poco incluso que, por lo que dices, hasta insinúas que es buena.
Y sobre lo que comentas en el epílogo, me has hecho leerlo de nuevo y darme cuenta de cuánto me gustan esos dos personajes, tanto El Hacedor de Sueños como El Hacedor de Mentiras, que a la vez son casi el mismo personaje, y me has hecho pensar en hacerles un pequeño spin-off como "agradecimiento", porque aparte de esta historia se supone que hay una trilogía de Melliur. Así que nada, ya veré.
¡Gracias por hacerme releer de vuelta ese Epílogo! Chauchis!
Dan