martes, 24 de diciembre de 2013

La OSECI presenta... Hacia Belén va un fugitivo (II)

~En la entrada anterior…~

El cumpleaños de Bell no terminó con saldo blanco, pues por un accidente vial, la Líder está en coma. Nea, en su propio cumpleaños, fue a verla, y el novio de Bell le entregó lo que habría sido una felicitación en la fiesta de este año. Así, frustrada y medio enfadada porque han pasado meses sin que pesquen al causante del accidente, Nea decide que es el momento de acudir a la policía y no solamente a pedir informes.

¿Cómo creen que irá este asunto? Vamos a averiguarlo.

~En la comisaría de Agua Imaginaria…~

Aunque llevaba ya un tiempo viviendo en el pueblo, Nea jamás había entrado a la comisaría. Era un edificio bastante simple, de dos plantas, que por fuera habría pasado por una casa más de la plaza de no ser por el enorme letrero sobre la puerta principal, cuya caligrafía era recta y color azul. Respirando hondo, la de mechones verdes entró.

La habitación que vio era cuadrada, no muy grande, con bancos junto a las paredes laterales donde algunas personas esperaban turno para hablar con la persona tras el mostrador, que luciendo un uniforme azul de policía, en ese momento escuchaba con aparente interés lo que un hombre decía sobre un robo a su… ¿invernadero?

—Señor, por última vez, si tenemos noticias del caso, iremos a su casa a decírselas —indicó la persona tras el mostrador, una joven de cabello oscuro y lentes que contenía a duras penas una mueca de fastidio. Despachó al hombre que renegaba por las pérdidas en su propiedad y volteó la cabeza hacia la derecha, gritando —¡Siguiente!

Una muchacha que cargaba con una bolsa estampada con una popular gatita que vestía ropas negras se acercó y describió rápidamente algo sobre alborotos cerca de su casa a altas horas de la noche. Resignada a que tendría que esperar, Nea miró por todas partes dónde se asignaban los turnos o algo, viendo al poco rato un aparato rojo de donde salían papelitos con números. Tomó uno, vio que le tocaba el trece (tragó saliva) y fue a sentarse a un banco.

Estar allí esperando se le hacía horrible, como si no hubiera sido suficiente el pasarse meses sin que se supiera algún progreso de la investigación. Quizá, en una gran ciudad, no se armaría tanto escándalo por un accidente de auto, pero aquello era Agua Imaginaria, el lugar no era grande y prácticamente se podía conocer a todo el mundo en un mes, sino es que menos. Así que no le cabía en la cabeza que todo aquello siguiera tan poco claro…

—¡Eh, siguiente! ¿Quién sacó el trece?

Nea dio un respingo, Ese era su número. Se puso de pie, acomodando discretamente la daga que cargaba al cinto, cubierta por su abrigo verde musgo, y se acercó al mostrador.

—Hola, ¿qué te hace estar aquí, atendiendo a la gente? —fue lo que dijo ante el mostrador.

—Bueno, a la encargada se le ocurrió darse de baja por maternidad precisamente ahora —la policía se encogió de hombros, dando a entender, aunque no hiciera falta, la ironía de la frase —¿En qué puedo servirte, Nea?

—Quiero informes sobre la investigación del accidente de la calle Reliquias.

Cuando la del mostrador arqueó una ceja, Nea supo que no tenía ni idea de qué le hablaba.

—Fue hace casi seis meses. La calle Reliquias es la que toma casi todo el mundo desde Enero 11 hasta la plaza.

—¡Ah, ya, la del bache! —la del mostrador asintió repetidas veces, buscando entre sus papeles —Perdón, todavía no me aprendo los nombres de las calles, debo salir más seguido. De esa me acuerdo porque la cerraron un buen rato mientras estaban las obras de remodelación.

“Cosa que debió hacer May antes de ese día”, pensó Nea para sus adentros.

A unas calles de allí, en la Alcaldía, la Encargada de los Chocos estornudó sonoramente, al tiempo que sentía un intenso escalofrío.

Pero estábamos en la comisaría. La policía por fin dio con una carpeta, la cual abrió para ver el contenido. Arrugó la frente.

—Oye, ¿hace cuánto dijimos que fue eso? —quiso saber.

—Hace casi seis meses, ¿por qué?

—Aquí dice que el último informe del caso se redactó en agosto.

—¿Eso qué significa?

La policía, por toda respuesta, cerró la carpeta de golpe, se la colocó bajo el brazo y salió de detrás del mostrador, mostrando que como parte del uniforme, no llevaba pantalón, sino una falda combinada con… ¿Esos eran unos tenis azules con flores?

—Que alguien aquí está haciendo un mal trabajo —soltó, haciéndole una seña a un uniformado que iba pasando para que se encargara del mostrador —Pero no te preocupes, me dejo de llamar Hope Valentine (1) si no descubro qué sucede.

Algo le dijo a Nea que Hope, con leer el informe, estaba más que indignada y con justa razón, habiendo quedado Bell como quedó.

~En las afueras de Agua Imaginaria…~

Casi nadie se molestaba en visitar la parte externa del pueblo, donde estaban los escasos campos que algunos habitantes usaban para sembrar lo que, a fin de cuentas, terminaba siendo la mayor parte de la comida que se consumía allí. Por eso no era de extrañar que nadie hubiera notado que una choza bastante desmejorada y vacía desde hacía años, últimamente mostrara signos de albergar a alguien.

—¿Qué hago, qué hago, qué hago…?

La persona allí daba un montón de vueltas. Rara vez dormía, por lo cual las ojeras bajo sus ojos eran entendibles; además, la ropa la llevaba arrugada, como si se hubiera acostado con ella no una, sino varias veces. Se revolvía tanto el pelo en sus paseos que este permanecía desordenado aunque no pasara la mano por él. Finalmente, consultó la hora y vio que se le hacía tarde. Asomó la cabeza por una ventana que daba a la parte trasera y después de comprobar algo, salió del lugar, cerrando la puerta con llave, para luego acomodarse sobre la cabeza la capucha de una chamarra oscura y dirigirse al pueblo.

Si no fuera por su trabajo y su conciencia, se habría largado desde hacía mucho, cuando supo las consecuencias de aquel incidente.

–––

(1) Con “Hope Valentine”, se hace alusión al seudónimo que, normalmente, usa Vale Hope (compañera de su servidora en Cueva del Escritor) en casi todas las redes sociales.

~Continuará…~

Bueno, pues siguiente entrega ante ustedes, y si se lo preguntan, ha salido más corta que en otras ocasiones por la temática y porque así no pierdo el hilo fácilmente de lo que sigue, que si nada me lo impide, saldrá en una semana. Este año quiero hacerle honor al extraño tema del especial (sí, eso de “Nea–Navidad–AñoNuevo–Reyes”). Además, que sean partes breves ayuda a terminar a tiempo cada una, ¿no les parece? Que todavía me acuerdo lo que fue escribir el primero de estos especiales (Incauto Cuento de Navidad, Nea adoró ser Scrooge) y me da escalofríos (pero a Bell a veces le encanta complicarse la vida solita, ya la conocen…).

Por lo tanto, ¿qué va a hacer la jefa de la policía para descubrir lo que ocurre? ¿Nea deberá usar su persuasivo Arsenal en algún incauto que no coopere? ¿Alguien en la comisaría está encubriendo algo? ¿Y quién es la persona que vive a las afueras? (Esta última es la obviedad en turno, ¿no creen?). Todas esas respuestas y quizá más preguntas todavía vendrán en la siguiente parte, ¡no se la pierdan!

P.D. Si alguno de los “personajes” en la presente OSECIaventura está en contra de su aparición, favor de notificarlo para que su servidora no vuelva a utilizarlo en un futuro (mira con cuidado a Hope mientras se aleja con sumo cuidado).

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