Título: El resplandor (en el idioma original, The Shining).
Autor: Stephen King.
Sinopsis: [...] Danny tenía cinco años. [...] tenía pruebas de que sus fantasías relacionadas con el resplandor del espejo acabarían cumpliéndose: «REDRUM»... «MURDER», asesinato. Pero su padre necesitaba aquel trabajo en el hotel. Danny sabía que su madre pensaba en el divorcio y que su padre se obsesionaba con algo muy malo, tan malo como la muerte y el suicidio. Sí, su padre necesitaba aceptar la propuesta de cuidar aquel hotel de lujo con más de cien habitaciones, aislado por la nieve durante seis meses. Hasta el deshielo iban a estar solos. (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).
Editorial de mi ejemplar: Random House Mondadori (ahora Penguin Random House). A través de DeBolsillo.
¿Qué les puedo decir? Esta historia se volvió un clásico para los fans de Stephen King, más si también les gustó la adaptación cinematográfica (y antes de que pregunten: no, no la he visto). Así la cosa, ¿cómo es que leí antes otras obras de King y esta no? Fácil: no llamaba mi atención. Sí, aunque el autor me guste, eso no significa que todas sus novelas también me gusten. La verdad, de no haberse publicado una secuela (muchos años después, además), ni me habría animado a comprar un ejemplar, porque claro, si quería leer la secuela, quería enterarme de qué le precedía. Ahora sí, a lo que interesa.
Danny es un niño de cinco años que sabe que es un poco diferente a los demás niños, pues ve y percibe cosas que otros no. Se preocupa por sus padres, porque parecen no estar bien, y no sabe qué razón tiene: su padre se siente fracasar poco a poco y está arrastrando a su madre a un estado en el cual ella considera seriamente que lo mejor es separarse. Entre una cosa y otra, a su padre de repente le urge conseguir un empleo y gracias a un amigo, le llega una oportunidad bastante pecular: la de cuidar un enorme hotel cuando cierra debido al clima, en invierno, ya que es cuando debido a la nieve, queda aislado. Danny siente que sus padres esperan que ese trabajo y la estancia en un ambiente lejos de lo conocido pueda ayudarles, pero el niño no está tan seguro, más porque recibe advertencias de que no vaya a ese hotel, pero ¿qué opciones tiene?
Algunos de ustedes, como yo, sabemos cómo se las gasta King con sus historias. Esta en particular es de los primeros éxitos del autor, de esos que salieron allá por los años ochenta, por lo cual se reconocen algunos detalles en su estilo que poco a poco ha ido refinando, si se me permite la expresión. Los protagonistas reciben mucha atención de King, más en algunos aspectos que en otros y, en el caso de unas pocas personas en un ambiente tan grande como un hotel deshabitado en pleno invierno, nos sumerge en la mente de los personajes respectivos, y al menos en lo personal, me hace sentir como si a mí me pudiera pasar lo mismo que a ellos.
Les juro que si hubiera leído este libro en algunas de mis vacaciones fuera de la ciudad, me habría dado algo. Los hoteles son sitios donde de por sí es común oír, de vez en cuando, que pasan cosas sobrenaturales (entre más viejo, más leyendas parece tener), pero el Overlook (el hotel de la novela) se lleva el premio. Ni loca me quedaría en él, aunque claro, para decidirlo, tendría que percibir algo que me incomodara y me helara la sangre, como algunas de las cosas que terminó encontrándose el pobre Danny. Cierto es que King nos pone sobre aviso de que, precisamente por el tiempo y las muchas personas que han pasado por ese hotel, éste ha adquirido cierta atmósfera siniestra, pero es más que eso. El hotel parece una gran casa de los horrores que necesita algo con desesperación y hará de todo para obtenerlo... como no tardan en descubrir Danny y su padre, los principales afectados.
Decir que me encantó El resplandor sería exagerar. Decir que no me gustó tampoco sería la verdad entera. Digamos que King logró lo de siempre con su servidora: causar una fuerte impresión. A veces la historia me encantaba por cómo me atrapaba y a veces la odiaba por el mismo motivo. No sé qué tan halagador sea eso, pero es lo más honesto que puedo decir.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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