~Entrada~
El Vengador
(Frederick
Forsyth)
Vintage
Airplane no era una publicación de mucha
circulación, y en Pennington, sólo podía recibirse por correo. Estaba dirigida
a los aficionados a los aviones de la Segunda Guerra Mundial. El corredor buscó
la pequeña sección de anuncios clasificados. Estaba a punto de beber el jugo
cuando se detuvo, puso el vaso en la mesa y volvió a leer el anuncio.
BUSCO VENGADOR. OFERTA SERIA. SIN
LÍMITE DE PRECIO. LLAME.
No había en el mercado ningún bombardero Grumman Avenger, también conocido
como Vengador, de la Guerra del Pacífico. Esos aviones estaban en los museos.
Alguien había descubierto la clave de contacto. Había un número. Tenía que
tratarse de un teléfono portátil. Era el 13 de mayo de 2001.
~Plato
Fuerte~
La Tormenta del Petrel
(Mary
Stewart)
El sargento Fraser consultó un cuaderno de notas.
—Usted alquiló el bote Petrel de las Tormentas el quince de junio, propiedad de un hombre
llamado Héctor McGillivray en la isla de Faarsay.
—Sí. ¿Y qué?
—Tenemos motivos para creer —continuó el sargento —que este bote está
implicado en tráfico ilegal.
—¿Tráfico ilegal? —Ewen dio la impresión de haber sido tomado por
sorpresa y luego rió —¿Quiere decir que el viejo Héctor ha estado pescando
salmón ilícitamente otra vez?
El alguacil se encontraba sentado a la mesa de la cocina, tomando notas.
—No me refiero a pescar en época de veda —repuso el sargento —No. Eso no
traería aquí a los de la aduana. Buscan drogas.
~Postre~
El Gemido del Viento
(Tony
Hillerman)
—También tengo curiosidad por saber —insistió Louisa —cuándo me vas a
contar de qué modo se relaciona esa vieja leyenda colonial de la tragedia de la
mujer que se lamenta con la estafa de la mina de oro.
—Me enteré de la llamada de la Noche de brujas, conseguí el nombre de la
persona que la hizo y fui a verla. Es una maestra de la escuela McGaffey. Me
contó que unos chicos fueron a su casa esa Noche de brujas, unos alumnos suyos.
Le comentaron que habían tomado un atajo por el fuerte y que habían oído unos
gemidos horribles y espantosos y unos sonidos que parecían llantos. Ella
decidió llamar al alguacil.
Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta"
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