Vuelven a las calles
las luces de colores, las guirnaldas, las escarchas, el olor a pavo recién
horneado; el verde, el rojo, el dorado… Y la gente corriendo por todas partes,
intentando conseguir ese regalo especial para una persona querida, en cuyo caso
se hace hasta lo imposible.
—Lo sentimos, pero no
nos queda ninguno.
Era dieciocho de
diciembre, faltaba una semana exacta para Navidad. Alguien miró con mala cara a
la empleada de la Wonderful Queen,
modesta pero estupenda tienda que había fundado en Agua Imaginaria una persona
que conocemos bien… pero que especificaremos en otro momento.
—¿Cómo es eso?
—inquirió en tono frío una joven de largo cabello rizado, cuyos mechones verdes
parecían encresparse a cada segundo.
—Eh… Lo sentimos,
señorita. El último fue adquirido por la OSECI.
La de mechones verdes
parpadeó dos, tres veces, con aire confundido, antes de sonreír. Pero qué tan
sarcástico y malicioso sería el gesto que la empleada sintió un repentino
escalofrío y las ganas de salir corriendo de allí.
—Dígame, señorita,
¿quién de la OSECI compró el último?
—Ah… Eso no puedo
decírselo. Políticas de la tienda.
—Entonces déjeme
hablar con su jefa, ¿quiere?
La pobre empleada
asintió. ¿Por qué tenían que tocarle a ella estas cosas?
~En el salón principal de la residencia de la
OSECI…~
Mientras Joke y May
estaban entretenidas bordando quién sabe qué, Luna acaparaba la pantalla de
plasma viendo ¿cómo no?, un juego del Barça, gritando porras cada que la cámara
enfocaba a su seudo–marido. De pronto, sonó por toda la residencia… ¿la melodía
de Fireworks?
—¡Alguien conteste el
teléfono! —gritó desde alguna parte la Fundadora y Líder Suprema.
A toda carrera, Pad
entró a la sala principal, esquivando a Luna, que seguía como si nada sentada
en un puff, y se lanzó sobre el aparato morado en forma de esfera.
—Residencia de la
OSECI, ¿en qué podemos servirle? —inquirió en tono profesional.
La respuesta, al otro
lado de la línea, obligó a la ahijada de May a retirarse el auricular de la
oreja y aun así, sintió que no sirvió de nada.
—¡Quiero hablar con
May! ¡Ahora!
—¿Yo qué? —soltó la
Alcaldesa, despistada.
—Etto… ¿Esa no es
Nea–sempai? —musitó Joke, asustada.
—¿Qué hiciste esta
vez? —masculló Luna, sosteniendo con manos temblorosas un balón de fútbol con
los colores y el escudo de su amado equipo.
—¿Yo? Nada, al menos
que recuerde —con resignación, May fue a tomar la llamada —¿Sí, qué se te
ofrece, Nea?
Tras unos segundos de
escuchar atentamente, a la Encargada de los Chocos se le fue el color del
rostro y sonrió con nerviosismo. Las demás presentes, a la vez, tragaron
saliva.
—¿Con que es eso? Ya
sabes cómo son las fiestas, Nea, todo el mundo compra y compra… ¿Una de nosotras?
¿Segura? Bueno, yo no fui, eso te lo aseguro… ¿Quién fue? No, olvídalo…
Política de la tienda, ya sabes… ¡Que no, he dicho!
Y May colgó con cara
de espanto, sabiendo lo que le esperaba. Miró a las otras.
—¿Alguien tiene un
boleto a la Tierra Media o algo así? —musitó, antes de salir de allí como alma
que lleva el diablo.
Luna, Pad y Joke
intercambiaron miradas preocupadas, antes de encogerse de hombros y volver cada
una a lo suyo.
Habían visto cosas
más raras.
~En la biblioteca…~
Bell revisaba las cuentas
del mes, sintiendo que algo no cuadraba. Finalmente, tras corregir un error de
dedo en una de las cifras, contempló el resultado y frunció el ceño.
Esperaba que el
evento funcionara; en caso contrario, ese año no habría regalos.
Y hablando de regalos…
—¡Bell, por Merlín,
sálvame! —gritó May nada más entrar a la habitación, tras haber abierto las
puertas de golpe.
—Por los dioses, May,
¿se puede saber qué te pasa? —espetó la joven mujer de lentes.
En menos de dos
minutos, la Alcaldesa le contó lo sucedido, quedándose de piedra cuando Bell no
se preocupó por su persona, sino que sonrió ligeramente.
—Lástima —dijo
finalmente la Líder, meneando la cabeza —¿Ya está listo lo de esta noche?
—Sí, todo está listo,
pero… ¡Mi vida peligra! ¡Más porque el año pasado le aumentaste el arsenal a
esa loca!
—Que no te oiga Nea,
o te pedirá elegir el arma —advirtió Bell con seriedad, cerrando el libro de
cuentas de la OSECI.
—¿El arma para qué?
—¿Tú para qué crees?
Ante eso, May sintió
un escalofrío.
—¿Aún así no piensas
ayudarme? —soltó la gemela de Joke, desesperada.
—Pues no, solo a ti
se te ocurre contestarle así a Nea.
—¡Pero es política de
la tienda no decir quiénes compran las cosas!
—Lo sé, pero estamos
hablando de Nea, ¿recuerdas?
May se paseó de un
lado para otro, intentando calmarse, hasta que se detuvo, iluminada por una
idea repentina.
—Se calmará si le
digo lo que quiere saber —apuntó, causando que Bell rodara los ojos con
hartazgo (¿hasta ese momento se daba cuenta?) —Solo debo hacerla prometer que
no se lo diga a nadie y… Pero no, seguro quiere el nombre para ir a latiguear a
la pobre que… ¿Tú sabes quién…?
Miraba a Bell, que de
pie, le daba la espalda por contemplar el Comunitario, que ahora guardaba un
ejemplar en inglés de la nueva novela de Rowling, un par de libros de Carlos
Ruiz Zafón y la saga de una tal Cassandra Clare.
—Yo que tú dejaba que
Nea se calme —sugirió la Fundadora, para luego mirarla con una ceja arqueada
—¿Le mandaste la invitación?
—¿La…? —May palideció
—Eh… Claro, claro, ¿cómo crees que lo olvidaría?
Acto seguido, la
Alcaldesa volvió a huir.
—No sabes mentir, May
—indicó Bell, suspirando, antes de volver a sentarse al escritorio y consultar
una hoja donde aparecía escrita una especie de lista —Esperemos que todo salga
bien.
Pero con la OSECI,
era un hecho comprobado de que algo nunca saldría bien.
~En la oficina de Correos de Agua Imaginaria…~
—¡Otro para la OSECI!
Estas chicas andan con todo…
Frikiloka no podía
darse ni un descanso en esas fechas. Todos en el pueblo agradecían que hubiera
llegado a imponer su tiranía… Eh, sus reglas a aquel sitio, donde antes siete
de cada diez paquetes y misivas se perdían. Ahora, con la cantidad de tarjetas
y regalos que todos querían que llegaran si no en Navidad, lo más cercano
posible a esa fecha, supervisaba todo personalmente.
—¿Enviaste los avisos
de los AP? —le preguntó a Tato.
La amiga de May,
atareada en el mostrador, asintió sin mirarla.
Los dueños de los
Apartados Postales solían ser notificados, cada mes, que debían pagar la cuota
correspondiente, así como de cualquier cosa que les hubiera llegado y siguiera
allí.
—¡Eh, otro para la
OSECI! —avisó Luu en el otro extremo del mostrador.
—¿Qué demonios
estarán tramando esas chicas? —se sorprendió Friki.
Tato y Luu le
hicieron gestos que significaban “mejor ni preguntes”.
Y la jefa de la
Oficina de Correos sabía que debía hacer caso.
~En la plaza principal de Agua Imaginaria…~
—No es justo, ¡no es
nada justo! ¿Por qué me mudé a este remedo de pueblo?
Algunas señoras, que
cargaban con la clásica despensa navideña barata de empresa tacaña (1), miraron
a la joven de rizos oscuros con mala cara, pero al ver el látigo en sus manos,
la katana en su cinto y el carcaj a su espalda con todo y arco, aceleraron el
paso.
—Ah… ¿Por qué tus
padres ya te tenían harta y querías ir a cuanta Feria del Libro se te antojara?
—comentó a su lado un muchacho de camisa blanca y jeans, encogiéndose de
hombros.
—Claro, eso era.
Gracias por recordármelo, C —Nea le sonrió un momento al muchacho antes de
fruncir el ceño —Aún así, ¿no puede esa tonta de May tener bien surtida su
tienda?
—Pues… Lo que dijo de
las fiestas es cierto, debes admitirlo.
—¡Por eso mismo!
Debió ordenar un excedente o algo así. Me dan ganas de…
Nea hizo ademán de
chasquear su látigo, hasta que vio a unas personas acercándose al kiosco en el
centro de la plaza. Sonrió con malicia.
—Ellas deben saber
algo —comentó, abandonando la banca donde estaba y encaminándose hacia quienes
había visto, seguida de cerca por C.
—¡Hola, Nea! —saludó
Veerie alegremente —¿Ya te instalaste?
—Sí, Dann me
consiguió un departamento genial —respondió la otra, observando lo que la
Sublíder Hippie estaba haciendo —¿Qué es eso?
—¡El anuncio del mes!
—respondió Carmen con alegría, desde la cima de una escalera de mano sostenida
por dos de sus guapos amigos —No sé de dónde saca las ideas Bell, pero este año
lograremos sacar muchos fondos para Navidad.
—¿Qué harán este mes?
—se interesó Nea.
—Ahora lo verás
—apuntó Mery, subida también a una escalera, que Veerie sostenía en conjunto
con Writer —Podría interesarte.
La dueña del Arsenal
arqueó una ceja, incrédula, antes de ver desplegada aquella enorme lona con un
letrero decorado, obviamente, con motivos navideños, aunque siendo de la OSECI,
las letras eran en su mayoría moradas.
¡Habitantes
de Agua Imaginaria, atended!
A sabiendas
de la dificultad de encontrar un regalo original en esta época, les ofrecemos
una alternativa:
¡Subasta de Navidad!
Están todos
invitados hoy a las 7:00 P.M. a la residencia de la OSECI, donde podrán hallar
de todo. Literalmente. ¡No se lo pueden perder!
Lo recaudado
se destinará a la cena de Navidad pública de la OSECI y a diversas obras de
caridad.
Firmado: Tooru Hally Beelia Potter, Fundadora y Líder Suprema.
P.D. Aceptaremos
cualquier forma de pago: efectivo, cheque, tarjetas y/o transferencia bancaria.
Igualmente, aceptaremos cualquier moneda (dólar y peso de cualquier país, euro,
yen, etc.).
Decir que Nea estaba
pasmada era poco. Con la boca ligeramente abierta, no sabía si maravillarse de
las ideas que tenía Bell para conseguir fondos, indignarse porque no se le
hubiera ocurrido a ella o…
—¿Qué cosas van a
subastar? —inquirió, recuperada de la impresión y con el mejor tono educado que
le salió.
Las Diosas Menores
percibieron cierto peligro y se quedaron sobre sus respectivas escaleras.
Writer, prudentemente, dio un par de pasos hacia atrás.
Pero claro, Veerie
estaba allí, y ya saben lo que dicen.
La ignorancia de una
SECI es felicidad… para alguien más, claro está.
~Horas más tarde, en el salón de baile de la
residencia de la OSECI…~
La casa que ocupaba
la OSECI era de arquitectura antigua. Muy antigua, incluso más que donde Doño
Dann tenía instalado su Palacio.
Tanto así que una de las habitaciones permanecía cerrada la mayoría del año: un
salón de baile, que prácticamente abarcaba la mitad de la planta baja. Junto a
él estaba la sala donde Mery practicaba sus danzas, pues se conectaban por
medio de una puerta de madera pulida y oscura.
El salón poseía
arañas de cristal que antaño iluminaban el sitio con velas, pero las SECI’s
hicieron su mejor esfuerzo desde agosto para adaptarlas a la electricidad. Eso
fue notorio cuando Bell entró y fue encendiendo, una por una, todas las arañas.
El lugar era digno de admirarse, con su piso de duelas de madera pulida, las azules
cortinas de las ventanas recién lavadas y colgadas, las sillas para el evento
acomodadas frente a una sencilla tarima, en cuyo lado izquierdo (desde la
perspectiva del público) se veía un micrófono y un atril.
La puerta doble de
aquella habitación se abrió lentamente y aparecieron las Diosas Menores, la
Sacerdotisa Escribana, la Sublíder Hippie… Y Nea, cargando con todo su arsenal
y con un chico al que la Fundadora no conocía.
—¡Nea, guapa, qué gusto!
—saludó Bell con una sonrisa, acercándose y dándole un abrazo a la susodicha
—Por cierto, ¡feliz cumpleaños! —añadió, extendiendo el paquete que había
escondido tras de sí.
La dueña del Arsenal
miró la cosa cuadrada y envuelta en papel verde y un moño plateado, muy delgada
para ser aquello que quería comprar en Wonderful Queen, pero lo recibió con una
sonrisa y lo desenvolvió con cuidado. Al descubrir qué era, apenas contuvo un
chillido de emoción, antes de enseñárselo a su acompañante.
—¡Mira nada más! ¡Es
1999!
Se trataba del CD de
un grupo musical que a ninguna de las SECI’s se le hizo familiar, pero si eso
mantenía contenta a Nea, para ellas era perfecto. Bell, por su parte, sonrió
con ganas e hizo ademán de señalar su entorno.
—¿Qué te parece el
lugar, Nea? Haremos una subasta aquí mismo.
—Sí, tus chicas me lo
dijeron. ¿Qué vas a subastar?
—Un poco de esto, un
poco de aquello… Y terminando, tenemos tu fiesta, claro está.
La de mechones verdes
sonrió con satisfacción.
—¿Quién es él, por
cierto? —quiso saber Bell.
—¿No te lo había
presentado? Es mi nuevo novio, C.
Bell arqueó las
cejas. ¿Esta chica estaba recorriendo todo el alfabeto o algo así? Porque no
sabía qué haría al llegar a letras como la Q o la X. Sonrió, se encogió de
hombros y le tendió la mano a C, quien recibió un entusiasta apretón.
—¡Muchísimo gusto!
Espero que te guste Agua Imaginaria. Y que no te toparas con alguno de los
chiflados…
El joven hizo un
gesto despreocupado. Por suerte, Nea lo había prevenido: si había en aquel
pueblo gente chiflada, esas eran las integrantes de la OSECI.
—Etto… Bell–sempai…
Están llegando los invitados —anunció Joke desde la puerta.
—Muy bien, muy bien,
háganlos pasar y que se sienten. En un momento comenzamos.
—¿Quién va a ser el
subastador? —quiso saber Veerie.
Carmen y Mery se
miraron con confusión, Writer arqueó una ceja y Bell suspiró.
—Nunca te enteras de
nada, ¿eh, Vee–chan? May hizo un trato con Dann… Aunque ve tú a saber cómo lo
hizo. Sole no ha querido contarme. Y ni loca le pregunto a él.
Todas las féminas
asintieron en señal de acuerdo y C, por mero instinto, decidió no preguntar a
qué se referían.
Además, presentía que
acabaría enterándose.
~Continuará…~
&&&
(1) Bell hace
referencia a que, en México, varias empresas suelen regalarles despensas a sus
empleados en diciembre. Ella misma, este año, recibió una.
&&&
No es
mucho, pero comenzamos el especial de Navidad (que Bell espera no acabar a
destiempo, deséenle suerte). ¡Feliz cumpleaños, Nea! En teoría, la subasta
transcurrirá el 18 de diciembre, aunque las entradas serán espaciadas hasta,
máximo, el día treinta y uno (o eso espera Bell). Así las cosas, ¿qué creen que
subastarán? ¿Qué quería comprar Nea? ¿Todo saldrá bien o, como siempre, pasará
algo fuera de lo normal? Espero no tardar mucho en traerles las respuestas.
Cuídense
mucho y nos leemos a la próxima.
Me amo.
ResponderEliminarDe hecho, me casaría conmigo misma. Mi arsenal también es opción para casarme... Tengo muuuchas armas :3
Me encanta la reacción de May al hablat conmigo... Sí, yo provoco que la gente quiera desaparecer hasta la tierra media (?).
¡Gracias, Bell!
Nea
¡Hola Bell!
ResponderEliminarPues mira tu, cuando leí el nombre de la tienda inmediatamente pensé que sería la dueña. Jajaja. Dios de alcadesa a empresaria. Como sea. ¿En que lio me has metido? Ahora tengo desaparecerme a la Tierra Media que sino Nea me mata.
Me encanta esta entrada, sobretodo porque salgo bastante en ella. Jajaja.
Sólo espero que Nea no me mate.
Saludos mágicos
Pd: Deberías regalarme aunque sea un cuchillo de chocolate para defenderme (?. Jajaja.
¡Jalóu, por acá!
ResponderEliminar¡Bell, ¿qué tal está todo?
Bueno, creo que no hace falta decir que me ha encantao jajajajajaja No sé por qué yo siempre termino haciendo cosas raras por allí, o que me dejan mal (? Creo que es porque soy el chico (? XDDDDDDD
¡Bueno! Ya sabes, piensa en lo que te dije (?) XDDDD Ya hasta desvarío, qué se le hace.
¡Nos vemos! Saludines y espero ver cómo sigue :3
Daniel