miércoles, 18 de diciembre de 2013

La OSECI presenta... Me la haces, me la pagas (III) porque Hacia Belén va un fugitivo (I)

~En la entrada anterior…~

Los preparativos para la fiesta de Bell siguieron su curso, y durante los mismos, se recordó la fiesta de Dann, un acontecimiento como pocos, con artista invitada y de nuevo un Doño borracho porque May le devolvió lo que le hizo en su propio cumpleaños. Parecía guerra campal, o eso pensaba Fic, novio de la Líder de la OSECI, quien vigilaba que la banda de locas… Eh, las Sacerdotisas, no hicieran más desastres. Por cierto, Bell no estaba en el pueblo, ¿por qué? ¿Y qué encontró llegando?

Vamos a averiguarlo.

~18 de diciembre, en la habitación 33 del Dispensario…~

Agua Imaginaria no era lo suficientemente grande como para tener un hospital propiamente dicho. A duras penas la OSECI patrocinó la construcción y mantenimiento del Dispensario, el cual era atendido por Joke y una chica que pese a estudiar Medicina, no dejaba de citar a los dioses griegos (detalle por el cual era mejor no hacer preguntas).

Ahora mismo, Bell se la pasa… Eh… “Descansando” muchísimo, por lo visto muy bien no le fue en su cumpleaños. Y todo por un accidente que las demás SECI’s investigaban hasta el cansancio (apoyadas por sus numerosos amigos, claro está).

Normalmente, en esas fechas las SECI’s se ocupaban del evento que entre ellas, daba inicio a las fiestas del mes: el cumpleaños de Nea Poulain. Sin embargo, andaban tan, pero tan alicaídas desde lo de junio, que a ninguna se le había ocurrido nada más que una sencilla comida. Además, ¿para qué molestarse? Casi siempre era Bell la que decidía a dónde iba a parar el dinero recaudado, así como era ella quien compraba los regalos de Navidad para todas.

—¿No parece reaccionar, verdad?

La pregunta, hecha precisamente por Nea, sobresaltó a Joke, que era la encargada de revisar a Bell constantemente.

La Fundadora estaba en cama desde aquel cumpleaños suyo que por poco la deja tiesa para siempre. Pero no, solo permanece inconsciente desde entonces.

¿Exactamente qué ocurrió?

~26 de junio, en la estación de transportes de Agua Imaginaria…~

—No vuelvo a ir, no vuelvo a ir, no vuelvo a ir…

Cuando Fic vio que su novia bajaba del tren aferrando sus maletas con una fuerza inusitada, supo que no debía preguntar por su visita a Aguascalientes. Dejó escapar un suspiro y alzó una mano, llamando su atención mientras le sonreía.

Bell, que miraba en ese momento a todas partes, lo distinguió y sonrió a su vez.

Algo que debía agradecer Fic es que Bell fuera fácil de apaciguar. Al menos para él.

—Eh, linda, ¿cómo está el clima en Aguas? —inquirió él, al acudir a su lado para ayudarle con las maletas —Aquí podemos estarnos asando y a la hora siguiente un ventarrón helado que nos anuncia que va a llover, pero no llueve, y después…

—Ya me lo imagino, en Aguas está igual —refunfuñó Bell y Fic se dio una patada mental, ¿tenía que nombrar precisamente la ciudad de su novia?

—Bueno, debe ser el calentamiento global o algo así. Por cierto, linda —Fic se acercó a ella y le susurró al oído —Llegaron tus paquetes.

A Bell se le fue el disgusto como por encanto y sonrió ampliamente, antes de entrecerrar los ojos con suspicacia.

—No los vieron las chicas, ¿verdad?

—¡Claro que no! En cuanto llegaron, los llevé a tu habitación y cerré con llave y demás.

Bell asintió, sonriendo un poco más antes de agitar algo en alto.

—¡Mira nada más lo que me regaló mi padre! —soltó —Fue lo único realmente bueno de ir a casa este año. Lo deben estar descargando en la calle, pude traerlo en el tren…

—Pero linda, traje mi…

—¡Déjalo aquí! Luego venimos por él. Aprendí bien, o eso me dijo el profesor.

El muchacho cerró los ojos verdes y meneó la cabeza.

Solo a los padres de esa chica se les ocurría ponerla detrás de un volante.

~En la plaza principal de Agua Imaginaria…~

—¡Vamos, rápido, rápido! Bell no tarda en llegar.

Mientras Fic estaba ausente, May había tomado el mando. Cuando Dann quiso quejarse por ello, Sole mejor lo interceptó y se lo llevó lejos, mascullando algo sobre lo harta que estaba de que esos dos pelearan a cada momento.

—¿Dónde pongo esto? —quiso saber Pad, cargando con una charola llena de comida.

—¡Junto al kiosko, hay una mesa larga! ¿Luna acabó con el equipo de sonido?

—¡Sí! —se oyó gritar a la Messias desde algún sitio.

—¡Quiero a Joke lejos del pastel, por favor!

—Etto… ¡May–nee, eso no es justo! —lloriqueó la Invitada Especial, mientras las Diosas Menores se la llevaban lejos de la mentada mesa larga.

—¡Es la última vez que traigo mi carro a este rancho! —vociferó Tanit, espantando a más de uno —¡May! ¿No ibas a arreglar los baches!

—¡Y los arreglé! —se defendió la Alcaldesa, mirando a la de cabello bicolor con el ceño fruncido —¿Ahora de qué te quejas?

—¡No mientas! Hay un bache enorme en la calle Reliquias (1), esa que va a dar a la estación, ¡casi me mato!

—Y la dramática era yo… —musitó Mery, bien lejos de Tanit, no fuera a sufrir su ira.

—Oigan, ¿no es por esa calle por la que tiene que venirse Fic? —inquirió Veerie.

Todos se le quedaron viendo con los ojos abiertos como platos.

—Ese maneja razonablemente bien, no le pasará nada —aseguró Charlie Black Vintage, invitada de nuevo al pueblo por las SECI’s para hacer una actuación especial en la fiesta.

—Esperemos —deseó Sole por lo bajo.

Pero todos los presentes olvidaban que para la OSECI, ya era una especie de costumbre que todo saliera de forma imprevista.

~En alguna calle entre la estación Enero 11 y la plaza…~

—Cuidado, Bell, casi no conoces este lado del pueblo…

—Pero me aprendí el plano, Fic, no debe ser tan difícil…

La Fundadora y Líder Suprema iba al volante de un auto color rojo, pequeño y práctico, el cual no iba a toda velocidad por dos razones: su dueña era una conductora principiante y la calle que había tomado estaba llena de baches.

—A ver, ¿no se supone que May iba a usar esos impuestos de más en arreglar estas cosas? ¿Qué tanto hizo mientras no estuve? —se quejó Bell, aferrando el volante con un poco más de fuerza de lo necesario al esquivar un hoyo especialmente irregular.

—Eh… Creo que empezó las obras del centro hacia afuera, cariño. O algo así escuché.

—Ah, claro, primero los lugares públicos, pero me sorprende que esta calle esté así, va a dar directamente a la Reliquias ¿no?

—Es verdad. Si la Socialitè (2) no fuera de un solo sentido, te habría dicho que te fueras por allí, fue la que usé para llegar a la estación.

Bell refunfuñó algo sobre los urbanistas y la alcaldía que Fic espero que May no supiera nunca. Vigiló las calles que pasaban en perpendicular hasta que sonrió un poco y avisó.

—Ahí está la Reliquias, linda. Da vuelta a la izquierda.

Asintiendo y concentrándose al máximo, Bell hizo girar el volante, cuidando que no viniera nadie por esa calle, ya que era de doble sentido. La Líder dio un suspiro de alivio al percatarse de que no tenía más baches a la vista, así que se animó a acelerar solo un poquito, queriendo llegar cuanto antes al centro del pueblo, pues desde allí le sería más fácil orientarse para llegar a la residencia. Estaba tan, tan cansada y frustrada de la visita a su ciudad…

Apenas sonrió por vislumbrar el kiosko de la plaza cuando se le ocurrió desviar los ojos un segundo hacia su novio, que decía tenerle una sorpresa ese día, por su cumpleaños.

Eso fue suficiente. Sintió de pronto el bamboleo causado por una llanta entrando a un bache, luego un golpe tremendo y después, ya no supo más.

~De nuevo en la plaza principal de Agua Imaginaria…~

Todo estaba listo. La comida preparada para ser devorada, el kiosko lleno de instrumentos y micrófonos, la plaza adornada con globos, serpentinas y demás… Todo se perfilaba para ser una de esas fiestas que pocos olvidarían, ya fuera porque resultara genial o porque se diera algún desastre (como era casi regla entre la OSECI, de hecho).

—Me pregunto qué está demorando a esos dos… —se preguntó May, repasando por enésima vez todo lo de la fiesta, mirando su reloj constantemente.

—Las calles en mal estado, seguro —alegó Charlie, que la había oído porque se paseaba de un lado a otro canturreando una canción de La Oreja de Van Gogh que pensaba interpretar en un par de horas, en honor a la festejada.

—Pero se puede venir por otra calle que no sea la Reliquias… —alegó la Alcaldesa.

—¿Desde la estación? Sería un rodeo enorme —le hizo ver Mery, arrugando la nariz.

—Pero seguro Fic hace el rodeo, debe creer que no acabamos todavía —aventuró Luna, meneando la cabeza —Ese tío a veces me da escalofríos, les digo…

—¿Por qué? Fic es simpático —se extrañó Veerie.

Nadie le contestó, porque en eso oyeron un estrépito, el choque violento de metal contra metal, un sonido para nada agradable, que a más de uno le causó un sobresalto y causó que las cabezas giraran en todas direcciones, queriendo descubrir el origen de semejante ruido.

—¡Cómo puede alguien tener un accidente aquí! —exclamó May, entre sorprendida y frustrada, mirando directamente una de las calles que daba a la plaza.

En una de las esquinas de la dichosa calle, se hallaba un poste de luz ahora doblado por el golpe recibido de parte del lado del conductor de un auto rojo. A su vez, por el otro lado el citado auto había recibido el impacto de un coche gris que, en menos de lo que las chicas de la OSECI tardaban en decir “incauto”, echó reversa y se largó, todo abollado.

—¡Alguien anote la matrícula! —espetó Tanit, furibunda y ya preparando mentalmente una demanda contra aquel idiota que se fugaba.

—Ese auto no lo conozco, y miren que ando mucho en la calle —comentó el Inquisidor, sin dirigirse a nadie en particular.

—Esas placas no son de aquí —observó Stiven, frunciendo el ceño —¿Qué eso que tiene pintado, un hombre dormido?

Nadie le contestó, porque de pronto, del lado del pasajero, salió una persona sacudiendo la cabeza y mirando a su alrededor, con semblante aturdido.

Todos conocían a esa persona. Y de pronto, sintieron un escalofrío.

~En el presente, en el Dispensario…~

Desde entonces, Bell andaba perdida en combate. Casi literalmente. Entre Joke y la estudiante de Medicina (que se había presentado como Karly–algo al llegar al pueblo) cuidaban de ella, pero no daba señales de despertar. Era como si se hubiera desconectado del mundo, como a veces hacía al encerrarse en la biblioteca, pero en esta ocasión no regresaba ni siquiera gritando.

Las integrantes de la OSECI no lo admitirían en voz alta, pero estaban echando de menos hasta los gritos de ira ocasionales de su Líder.

Nea había ido ese día a visitar a Bell antes de irse a su fiesta de cumpleaños. Las demás Sacerdotisas se la organizaron, pero no sería lo mismo de todos los años. Suspirando, la joven de mechones verdes se decía que el hubiera no existía, aunque de haber conducido Fic ese día…

—Ah, hola.

Hablando del rey de Roma… Fic entraba a la habitación con un ramo de flores, que colocó enseguida en el primer florero que encontró. A Nea le parecía ridículo eso de llevarle flores a una enferma que ni siquiera podía verlas, pero prefirió no decirlo en voz alta.

—¿Cómo va todo con esa banda de locas? —quiso saber Nea.
Si, mejor hablar de cualquier cosa que no fuera Bell.

—Sí, te esperan en un rato —contestó Fic, sin mirarla —Eh, Nea, verás…

Cuando ese chico se ponía así, dudando de forma notoria al hablar, era porque iba a decir algo quizá demasiado incómodo para la otra persona. Y Nea no se equivocó.

—Estuve ordenando el cuarto de Bell hace unos días… Ya sabes, con lo despistada que es, deja todo en cualquier parte… Y me hallé algo que… Bueno, ten.

Le tendió de pronto un sobre color verde pálido, con la palabra “Nea” en el anverso. La aludida, arqueando las cejas, lo tomó.

—¿Qué es? —quiso saber.

—Es lo que pensaba decir hoy en tu fiesta. Quería lucirse este año, supongo.

Nea asintió, guardándose el sobre en un bolsillo.

—¿Cómo va el caso? —preguntó ella ahora, cambiando de tema.

No pensaba seguir hablando de Bell en ese momento. No directamente.

—Creo que por fin hallaron el auto, o eso mencionó la jefa de la policía. Ya sabes, es una chica un poco rara, su gente asegura que es una dictadora…

—Ya, como si en este pueblo no hubiera suficientes dictadores en potencia… —Nea se encogió de hombros y se levantó de la silla que ocupaba —Te veo en la comida, Fic.

—Claro.

Nea dejó la habitación, sintiéndose frustrada porque no se resolvía en ese caso. ¡Ni que el pueblo estuviera tan poblado como la Ciudad de México! ¿De verdad era tan difícil hallar el coche que causó el accidente? ¡Prácticamente habían pasado seis meses!

Iría a ver a la dichosa jefa de la policía. Era una suerte que la conociera. Aunque por si las dudas, se llevaría todo su Arsenal.

Nunca sabía cuándo podía hacer falta un buen latigazo o una flecha bien disparada.

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(1) El nombre de esta calle es una obvia referencia a Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, uno de los libros favoritos no solo de Bell, sino de la mayoría de la OSECI y sus amigos.

(2) Esta otra calle hace alusión directa a donde se conocieron casi todos los presentes en las OSECIaventuras, el tópico Socializando de los foros de HarryLatino.

~Continuará…~

Eh… ¿Hola? (Bell asoma la cabeza desde el refugio anti–bombas). Se preguntarán, y con razón, a qué ha venido semejante entrada. “Esto no parece una OSECIaventura”, dirán algunos y con toda la razón. Pero bueno…

El anterior especial, por mi cumpleaños, oficialmente termina aquí. Es la explicación, en el universo paralelo de Agua Imaginaria (?), de por qué no pude acabar antes. En mi universo (la vida real, vamos) las cosas han estado tan locas y ocupadas que no tenía casi nada de inspiración (apenas he escrito de algunos fics y eso ya es mucho decir), por lo que las cosas llegaron a esto: concluir lo de mi cumpleaños mientras inicio el especial Nea–Navidad–AñoNuevo–Reyes (Bell rueda los ojos, vaya nombres se le ocurren a veces…).

Por otro lado, en esta OSECIaventura las risas no abundan. He de decir que últimamente pocas cosas me animan, sumado a que actualmente siento que me muero de tos por un resfriado terrible (parece que Bell se la vive resfriada en diciembre, ¿verdad?). Con decirles que tuve vacaciones en octubre y no les traje la bitácora, como el año pasado (y había más cosas qué contar, que me fui de vacaciones más días, ¡y volví a ver a Nea!)… En fin, que ando sintiéndome cactus tirándole a piedra (recuerdan esa expresión, ¿cierto?) y de momento, eso se verá reflejado en este especial. Lo siento, por una vez, las fiestas no serán muy alegres en Agua Imaginaria.

Así las cosas, ¿despertaré algún día? ¿Quién causó el accidente que me dejó así? ¿Quién es la jefa dictadora de la policía de Agua Imaginaria? ¿Qué es ese hipervínculo en cierta parte de la entrada? (Un enlace a otra página, por si alguien no entendió). ¿Algún día regresarán los especiales alegres de la OSECI? (Esa última ignórenla, la respuesta es “sí”).

Cuídense mucho y nos leemos en la próxima parte, que espero me salga más animada.

P.D. Por último, pero no por ello menos importante, ¡feliz cumpleaños, Nea! Creo que este especial está un poco en sintonía con Vendetta (no preguntes, tu servidora hace asociaciones mentales extrañas).

1 comentario:

  1. ¿No es una OCESIaventura feliz? Patrañas. A mi me haces reír como sea, eso lo sabes. Me sirvió andar de fisgona por aquí, precisamente hoy que andaba tan...poco yo. Quiero que desperte Bell T_T Agua Imaginaria es un desastre sin ella ;O;. Seguiré leyendo xD.

    *La apapacha fuerte* Ha sido lindo leer a Socializando por aqui :B yo que ahora vivo en el foro, sé cuanto nos extraña ese tópic xD.

    Saludos *0*

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