Nombre: Edward Rochester.
Descripción: Una persona casi llegando a los cuarenta años, morena y en general, con un aspecto nada atractivo para las damas, aunque con cierta aura fuerte. Sus modales dejan mucho qué desear algunas veces, pero para varias personas sabe comportarse y llevar la voz cantante. Lo que él quiere, se hace, y no suele andarse con rodeos, pero no por eso es mala persona.
Consigna que cumple: #11, Un personaje que sostenga una flor (o un ramo).
¿Por qué cumple esta consigna? El señor Rochester tiene pocos, pero notables gestos amables con Jane (la protagonista). Uno de ellos es en un paseo, donde el lector comienza a sospechar qué le ronda por la cabeza a ese hombre respecto a ella.
Se fue paseando por un camino bordeado de boj, con manzanos, perales y cerezos a un lado y un arriate al otro, lleno de toda clase de flores clásicas: alhelíes, prímulas, pensamientos mezclados con abrótano, albahaca y otras hierbas aromáticas. Estaban todas tan lozanas como las habían podido poner las lluvias de abril y la espléndida mañana de primavera. El sol se asomaba en el cielo aborregado del este, y su luz centelleaba en las gotas de rocío de los árboles e iluminaba los senderos tranquilos.
—Jane, ¿quiere una flor?
Cogió una rosa a medio abrir, la primera del rosal, y me la ofreció.
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