miércoles, 12 de marzo de 2014

Describiendo a... (LXXXI)

Título: Soñando despierta.

Autor: Carla Medina.

Sinopsis: [...] ¿En qué momento la realidad se transforma en un cuento? Tal vez eso ocurre cuando una chica tímida, que se siente invisible, atrapada en su inseguridad y marcada por ausencias, enfrenta la vida y, sin proponérselo, encuentra el amor. Ella tiene un cabello que danza con el viento. Él la observa pensativo. Sus miradas se cruzan, sus corazones gritan las ganas de estar juntos. Se conocen, fijan una fecha para verse, para ver si logran vivir ese famoso cuento de hadas del cual todo el mundo habla, pero ella no llega a la cita... [...] (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).

Editorial de mi ejemplar: Santillana Ediciones Generales, S. A. de C. V. (a través de Aguilar).

¿Qué les puedo decir? Cuando vi por primera vez este libro, me gustó mucho su portada, con el atrapasueños, el rosa, y por detrás, con un dibujo bastante bonito. Pero la sinopsis no me atrapaba. En serio, parecía que estaba describiendo una historia de amor cliché y cursi (y miren que su servidora puede ser más dulce que una crepa rellena de Nutella). Como sea, hubo un momento en el cual ya no logré "huirle", preguntándome qué iba a encontrarme. Al llegar a casa, suelo quitarles a los libros sus cubiertas plásticas (si las tienen), ponerles un separador y dejarlos en el anaquel listos para cuando toque leerlos, pero este me sorprendió con uno de esos separadores que no era un listón, sino un grueso hilo con una pluma al final, todo en azul. Oh, me gustó un montón el detalle, la pluma es tan suave... (De acuerdo, Bell delira, ignórenla y pasen a lo que vinieron a leer).

Leila es una chica bastante simple... o así se considera ella. Simple y con un montón de características que la hacen ver como bicho raro. Así que, cuando por casualidad se cruza con un chico que a primera vista llama su atención y se le queda fijo en los pensamientos, se pregunta si no se habrá enamorado ¡de un perfecto extraño! Como si ella estuviera para esas cosas...

Por otra parte, Darío es uno de esos jóvenes que, si bien ha tenido unas cuantas novias, a ninguna la ha considerado el "amor de su vida"; los sentimientos por ellas nunca llegaron a tanto. Nunca se creyó eso de que nada pasa sin una razón, aunque parece cambiar de opinión cuando la descompostura imprevista de su auto, camino al trabajo, lo llevó a encontrarse con una chica que le pareció bonita y, en cierta forma, interesante: Leila.

Así las cosas, y coincidiendo casi todo con la sinopsis, ¿por qué me aceleré leyendo esto? No sé, quizá porque me pareció una historia dulce. No exageradamente dulce, al menos la mayor parte del tiempo (que hay otros fragmentos que sí, podrían sacar caries). Lo que intento decir es que esa clase de libro lo habría disfrutado mucho, mucho más cuando era una quinceañera, lo que no significa que no lo disfrutara ahora. Sin embargo, tiene esa clase de detalles con los cuales las adolescentes y las jóvenes adultas (al menos las más jóvenes que su servidora) se identifican enseguida. Y eso es algo que algunos escritores usan, con éxito, para que la gente se sienta atraída por sus obras. Con esta sucede. Aunque esté escrita en primera persona y cada capítulo cambie de narrador (aunque dicho cambio no es brusco, detalle cuidado con la edición del libro).

Como dato adicional, les diré que las ilustraciones del libro son un bonito bono extra. Soy fan a morir de los dibujos/ilustraciones que considero tiernos, bien hechos, que pueden hacerte imaginar algo genial, y estos ayudan. Será porque están al inicio de cada capítulo y me hacían especular sobre lo que me iba a encontrar. Y claro, porque yo no dibujo tan genial (a veces Bell lo intenta, pero pocas veces sale algo que de verdad valga la pena).

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

(Leído en 2013)

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