sábado, 15 de marzo de 2014

Tinta a la Carta LIII: Comida en cinco tiempos

~Aperitivo~
Los Reyes Malditos I. El Rey de Hierro
(Maurice Druon)
—¡Papa Clemente! ¡Caballero Guillermo! ¡Rey Felipe! ¡Antes de un año yo os emplazo para que comparezcáis ante el tribunal de Dios, para recibir vuestro justo castigo! ¡Malditos, malditos! ¡Malditos hasta la decimotercera generación de vuestro linaje!
Las llamas penetraron en la boca del gran maestre y sofocaron su último grito. Luego, durante un tiempo que pareció interminable, se debatió contra la muerte.
Por fin se dobló en dos, la cuerda que lo sujetaba se rompió y Jacobo de Molay se hundió en la hoguera. Solo se veía su mano, que permanecía alzada entre las llamas, y ahí estuvo hasta quedar ennegrecida.

~Entrada~
Fusión
(Julianna Baggott)
—Vamos a necesitar toda la ayuda que podamos reunir —comenta Il Capitano.
—¿Qué pasa? —pregunta Perdiz —¿Ayuda para qué?
—Wilda tiene un Nuevo Mensaje de la Cúpula, de parte de tu padre —le explica Pressia.
—¿De mi padre? ¿Cómo lo saben? —es consciente de que ha respondido como a la defensiva.
—Tiene la misma estructura que el primer mensaje —interviene Il Capitano —Veintinueve palabras y la cruz con el círculo.
—La cruz celta… Es irlandesa —aclara Lyda.
—Las Fuerzas Especiales se la llevaron a la Cúpula y la arreglaron.

~Plato Fuerte~
Festín de Cuervos (Canción de Hielo y Fuego IV)
(George R. R. Martin)
—¿Por qué estáis tan seguros de que fue el Perro? —lo que describían parecía más propio de Gregor que de Sandor. Sandor siempre había sido despiadado, desde luego, pero el verdadero monstruo de la Casa Clegane era su hermano.
—Lo vieron —señaló Ser Arwood —Ese yelmo que lleva es inconfundible e inolvidable, y unos cuantos sobrevivieron para contarlo. La niña a la que violó, unos chiquillos que se escondieron, una mujer que encontraron atrapada bajo una viga, los pescadores que vieron la carnicería desde sus botes…
—No lo llaméis carnicería —pidió Lady Mariya en voz baja —Es un insulto para los carniceros honrados. Lo de Salinas fue obra de una bestia disfrazada de ser humano.
«Vivimos en tiempos de bestias —reflexionó Jaime —De leones, lobos y perros rabiosos; de grajos y cuervos carroñeros.»

~Entremés~
Cazadores de Sombras 3. Ciudad de Cristal
(Cassandra Clare)
—Jamás me devolviste las llamadas —dijo —Te llamé muchísimas veces y tú nunca me devolviste las llamadas.
Magnus miró a Alec como si éste se hubiera vuelto loco.
—Tu ciudad está siendo atacada —dijo —Las salvaguardas no funcionan y las calles están repletas de demonios. ¿Y tú quieres saber por qué no te he llamado?
Alec apretó la mandíbula en una obstinada línea.
—Sí, quiero saber por qué no me devolviste las llamadas.
Magnus levantó las manos en un gesto de exasperación. […]

~Postre~
Ana Karenina
(Lev Nikoláievich Tolstoi)
En el fondo, lo que más le irritaba contra los suyos, es que su conciencia le decía que tenían razón. Su amor por Ana no era una atracción pasajera, destinada, como tantos otros amoríos mundanos, a desaparecer sin dejar más rastro que algunos recuerdos dulces o penosos. Comprendían perfectamente todas las torturas de su situación, todas las dificultades a los ojos del mundo al cual necesitaba ocultarlo todo, ingeniándose en la mentira, en el engaño, en la invención de toda clase de astucias. Y aunque su mutua pasión era tan violenta, que solo en ella pensaban, se veían obligados a ocuparse de los demás.
Esa frecuente necesidad de disimular y de fingir, le volvieron con fuerza al pensamiento. Nada había más contrario a su naturaleza, y recordó el sentimiento de vergüenza que frecuentemente había sorprendido en Ana, cuando ella también se veía precisada a mentir.
Desde que empezaron sus relaciones con Ana, experimentaba a veces una extraña sensación de repugnancia y repulsión que no podía definir. ¿Contra quién…? ¿Contra Alexei Alexandrovitch? ¿Contra sí mismo? ¿Contra el mundo entero…? No lo sabía.

(Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta").

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