sábado, 7 de abril de 2012

Tinta a la Carta XIX: Merienda en cuatro tiempos

~Aperitivo~
Luz Septentrional
(Jennifer Donnelly)
—¿Y tu padre? ¿Puede ayudarte en algo?
—No, maestra.
—Mattie… Ya le dijiste, ¿verdad?
—No, maestra, todavía no.
La señorita Wilcox movió la cabeza, cortante y decidida.
—Hablaré con él, Mattie. Si quieres, yo se lo digo.
Me reí de eso con una risa lúgubre, abatida, y luego añadí.
—No, maestra, no quiero. A menos que sepa usted cómo eludir una pica de gancho.

~Entrada~
Trilogía del Malamor. Hacia el Fin del Mundo
(José Ignacio Valenzuela)
La forastera recibió el cuaderno en silencio.
Curiosa, de inmediato retiró la cinta que mantenía las páginas en su sitio y comenzó a hojearlas. En la primera página leyó: “28 de febrero de 1939”. Su corazón dio un salto. Alzó la vista y se encontró con los ojos del anciano que le sonreía con dulzura.
—Sí. Ahí está toda la historia de amor que viví con Rayén.

~Plato Fuerte~
La Casa de los Espíritus
(Isabel Allende)
—Pronto me voy a casar —dijo.
—¿Con quién? —preguntó Severo.
—Con el novio de Rosa —respondió ella.
Y entonces se dieron cuenta que había hablado por primera vez en todos esos años y el prodigio revolvió la casa en sus cimientos y provocó el llanto de toda la familia. Se llamaron unos a otros, se desparramó la noticia por toda la ciudad, consultaron al doctor Cuevas, que no podía creerlo, y en el alboroto de que Clara había hablado, a todos se les olvidó lo que dijo y no se acordaron hasta dos meses más tarde, cuando apareció Esteban Trueba, a quien no habían visto desde el entierro de Rosa, a pedir la mano de Clara.

~Postre~
Historia sobre un corazón roto… y tal vez un par de colmillos
(M. B. Brozon)
—Hace un rato te llamaron —empezó mi papá; parecía incomodísimo —De un grupo de apoyo. Que tienes una deuda.
“Maldita señorita”, pensé yo. Seguramente no acababa de salir del consultorio ese cuando ya estaba llamando a mis papás para acusarme.
—¿De qué se trata, Sebastián? ¿Has comenzado a fumar? —dijo mi papá.
—D… d… ¿Drogas? —siguió mi mamá, pero yo sabía que ni siquiera lo estaba considerando.
De todos modos eso se estaba poniendo muy dramático, ahora me sentía como protagonista de telenovela. Había que aprovechar el momento teatral.
—Es un grupo de apoyo para estudiantes reportados —dije.

Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

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