Título: Semillas del Ayer (en el idioma original, Seeds of Yesterday).
Autor: V. C. Andrews.
Sinopsis: [...] Chris me rodeaba con su brazo, estrechándome contra su costado, y eso me hizo reunir las fuerzas suficientes para contemplar la casa bajo una nueva luz. Era hermosa. Por el bien de Bart, nos quedaríamos hasta que cumpliera los veinticinco años y, pasado ese día, Chris y yo partiríamos, acompañados por Cindy, hacia Hawai, donde siempre habíamos querido pasar nuestra vida, cerca del mar y las blancas playas. [...] (Extracto del primer capítulo).
Editorial de mi ejemplar: Random House Mondadori (a través de DeBolsillo).
¿Qué les puedo decir? En cuanto a la historia de los hermanos Dollanganger, este libro es el último. Catherine, la segunda hermana, vuelve como narradora, lo que esperaba porque, siendo sincera, en Si Hubiera Espinas era una lata andar captando qué hermano narraba (Jory o Bart).
Aquí, Cathy y Chris ya son personas en sus cincuenta y tantos años, han tenido una vida apacible y feliz, pero se ven forzados a regresar a la reconstruida Villa Foxworth para estar al pendiente de Bart quien, según el testamento de su abuela Corrine, se convertirá en el dueño de ese lugar cuando cumpla veinticinco años.
A ver, como he dejado claro a lo largo de la saga, la historia es bastante dramática, convirtiéndose en varias ocasiones en el guión de una de esas telenovelas que detesto ver. Sin embargo, no me parece tan fastidioso porque lo leo, aunque sí, tiene sus contras. Pero vamos por partes.
Obviamente, aquí los hijos que Chris y Cathy han criado ya son adultos: Jory es un bailarín famoso, casado con su amor de juventud, Bart se hizo abogado y es bastante severo; por otro lado, Cindy es una chica libre, alegre y que vive al máximo... o quizá demasiado al máximo, según Bart.
Desde los acontecimientos de Si Hubiera Espinas, la relación de Bart con el resto de la familia se ha reducido a la indispensable, lo cual le duele a casi todos, menos a Cindy, que por como la ha tratado él, es en ciertas ocasiones una completa rebelde. Jory vive feliz danzando, con su esposa y poco después de iniciada la novela, se sabe que pronto será padre. Por otro lado, Cathy y Chris, al llegar a Villa Foxworth, se topan con un desaparecido pariente: Joel, hermano de Corrine, al cual se creía muerto en Europa pero que en realidad, simplemente se accidentó, se escondió y luego decidió volver.
Con semejante panorama, uno creería que por fin la familia tan "inusual" que formaron Cathy y Chris por fin tendrá un periodo de paz. Pero no, ya que los problemas, las tristezas, las traiciones y muchas cosas más no dejan de pasar. Bart, casi siempre influenciado por Joel, expondrá lo peor de su carácter en incontables ocasiones, aunque no son los únicos que se hacen odiosos, eso sí. Digamos que, debido a las circunstancias, cada personaje tiene un buen momento y un mal momento, pero mientras algunos logran salir adelante (como Jory, ¡cómo me cayó bien ese hombre!), otros simplemente dan ganas de repartir bofetadas (como Melodie).
Así, tal cual dice una de las líneas finales, "la saga de los Dollanganger ha terminado" (quien lea el libro, deberá esperar mucho para toparse con esa sola frase). Por cómo me fastidiaba a veces la historia o lo exagerada que me parecía con ciertas escenas, me sorprendí mucho cuando pasó lo inimaginable: hubo un par de partes que me conmovieron, ¡casi lloro! (Bell traga en seco). La primera no recuerdo cuál fue, pero la segunda se debió al final, porque... Bueno, no es mi intención decirles el final, pero me quedó la sensación de que por muchos defectos que tuviera Cathy, no merecía "eso" (es vago, lo sé, pero será más emocionante que cada quien descubra de qué hablo, si quiere).
Por lo pronto, resta por leer Jardín Sombrío, que cronológicamente, podría ir antes de Flores en el Ático, pero creo que se lee mejor al final, ya que la narradora será un personaje al que seguramente muchos odiaron al comienzo de la saga: OIivia Foxworth, madre de Corrine y abuela de los hermanos Dollanganger. ¿Qué sorpresas traerá? Ya les contaré.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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