Autor: V. C. Andrews.
Sinopsis: [...] Me he visto obligada a dejar este recuerdo. Si otros no se hubieran decidido a contar mi historia en beneficio propio, los secretos de los Foxworth habrían quedado enterrados en la tumba conmigo. La crueldad se presenta bajo muchas formas, y la ignorancia es una de ellas. A causa de mi ignorancia he sido juzgada. [...] (Extracto del prólogo).
¿Qué les puedo decir? Este es, si no me equivoco, el libro más delgado de los que conforman la serie. Así mismo, no es en sí parte de la saga de los Dollanganger, porque como mencioné en la reseña anterior, la narradora ahora es Olivia, esposa de Malcolm, abuela de los Dollanganger.
Olivia seguramente se ganó el odio de muchos en Flores en el Ático, y no los culpo. No comprendió a Corrine ni a Christopher, aunque claro, eso del incesto es difícil de comprender en la sociedad actual. Sin embargo, ¿alguien se preguntó si de joven ya era tan severa y fría? ¿Si no tuvo sueños alguna vez? ¿A alguien le dio curiosidad saber cómo fue que Olivia conoció a Malcolm? ¿Cómo eran los padres de Christopher; es decir, el padre de Malcolm y su segunda esposa?
En Jardín Sombrío, se resuelven esas dudas y muchas otras más. Olivia nos narra lo que sintió al ser una "solterona" (vamos, tenía veintitantos cuando le decían eso, pero actualmente, yo tengo veintitantos y no soy solterona), una joven poco agraciada según los estándares de aquella época, y en la ilusión que tenía por hallar a un buen hombre que la amara y la hiciera feliz. En lugar de eso, terminó con Malcolm Foxworth, un sujeto que, si bien era atractivo visualmente y un empresario exitoso, poseía un par de traumas que no le permitían amar como era debido.
Así las cosas, nos adentramos en una novela que es casi tan dramática como las precedentes. Hay varios detalles que nos harán ver que Olivia no era del todo malvada, sino que la mayoría de las veces, respondía a años de desilusión, de enfado, de frustraciones, y que Malcolm quizá sí fue el causante de todas las desgracias que les ocurrieron a los Dollanganger tal vez no con su carácter, sino con sus acciones, las cuales acarrearon la ira de Dios según John Amos (ay, cómo odié a ese hombre, en serio...).
Por lo tanto, así termino con los Dollanganger, compadeciendo un poco a Olivia, entendiendo un poco más a Malcolm y pensando en que si las cosas se hubieran dado de otra manera, hubieran sido felices todos juntos, pese al tremendo incesto que se cargaron Corrine y Christopher (y en serio fue tremendo, pero eso es otro cuento).
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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