Título: La Biblioteca de los Muertos (en el idioma original, Secret of the Seventh Son).
Autor: Glenn Cooper.
Sinopsis: Bretaña, siglo VIII. En la abadía de Vectis crece Octavus, un niño sobre el que pesa una terrible maldición: es el séptimo hijo engendrado por un séptimo hijo, y la leyenda le augura unos poderes diabólicos. [...] Nueva York, en la actualidad. Un asesino en serie tiene aterrorizada a toda la ciudad. Poco antes de morir, las víctimas reciben una postal con la fecha de su muerte escrita junto al dibujo de un ataúd [...]. (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).
Editorial de mi ejemplar: Random House Mondadori, a través de DeBolsillo.
¿Qué les puedo decir? Cuando vi el libro por primera vez, no sabía qué pensar. La sinopsis de la contraportada llamaba la atención, sí, pero había algo que no me acababa de convencer. Sin embargo, en la avalancha de compras que he hecho últimamente (larga historia) se coló esta novela, así que ahora leerán lo que tengo que decir sobre ella.
Hay tres líneas temporales, si quieren llamarla así, por las cuales transcurre la historia. Una es la época actual, y lo primero que se narra en esta línea es el día de un hombre que vive su vida normalmente, pero se desconcierta cuando recibe una postal desde Las Vegas que solamente tiene su nombre completo, el dibujo de un ataúd y la fecha del día siguiente. Sin más, el hombre sigue en lo suyo... pero al día siguiente, al sacar a pasear a su perro, lo asaltan y lo matan.
La segunda línea temporal inicia con la presentación de la abadía de Vectis, en la isla de Wight, Reino Unido, en el año 777. Uno de los monjes es testigo del nacimiento de los hijos gemelos de un picapedrero (un hombre que manipula la piedra en la reconstrucción de la iglesia de Vectis), aunque tiene un mal presentimiento porque es el día siete de julio. El picapedrero es el séptimo hijo de su familia y se dice que no debería tener un séptimo hijo varón. El picapedrero acaba matando al primer gemelo, quedando vivo el segundo, porque el primer gemelo sería su séptimo hijo y cree que no debe vivir.
Y la tercera línea temporal, que en realidad no es muy extensa, hace referencia a los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando el ex-Primer Ministro Churchill es llamado para atender una "crisis" surgida en una excavación arqueológica en la isla de Wight. La crisis, tras algunas deliberaciones, se resuelve con mandar lo que se encontró en la excavación hacia Estados Unidos y Truman, presidente en aquellos días, determina que debe guardarse ese envío en un sitio seguro, remoto y que pocos sepan dónde esta. El susodicho sitio, una especie de laboratorio bajo tierra, es llamado Área 51.
Si les digo la verdad, bastaron pocos fragmentos de las tres líneas temporales expuestas para darse una idea de lo que sucedía. O de lo que iba a suceder, si a esas vamos. Cuando uno se entera de qué es lo que puede hacer Octavus (el gemelo sobreviviente del picapedrero), ya más o menos se imagina una que eso está tras los acontecimientos de Nueva York en la línea de la actualidad. La línea de finales de los cincuenta, la que narra el nacimiento de Área 51, no es más que un apoyo, pues uno de los personajes trabaja allí y en cierta forma, es el que inicia todo el lío.
En Nueva York, se cree que un asesino serial anda suelto, pues la única pista en común de cada víctima es la postal con la fecha de fallecimiento. Pero de verdad esa es la única conexión entre las víctimas: cada una muere de cosas completamente diferentes, ninguna se conocía entre sí, nada. El encargado de llevar ese caso, el agente del FBI Will Piper, es un cuarentón de mal genio, dado a beber de más y ansioso por jubilarse. De hecho, Will recibe el caso del Juicio Final (el de las postales) a regañadientes, casi por accidente. Pero ¿quien iba a imaginar que eso le cambiaría su perspectiva de las cosas? Él, desde luego, no.
Algunas de las preguntas que tienen los personajes de la línea actual están resueltas en la línea de la antigua Bretaña, eso me alegró. Lo que me pareció un poco tenebroso fue el final de esa línea, porque es precisamente lo que pasa en el sitio donde guardan los escritos de Octavus lo que te hace querer conseguir El Libro de las Almas (la secuela de La Biblioteca de los Muertos, por lo que he averiguado). Por lo demás, te dan ganas de zarandear al idiota que empezó todo ese lío, un cerebrito que trabaja en Área 51 y que lo único que quería era dejar de ser un mediocre y vengarse de su viejo compañero de universidad, Will.
Lo que te tiene en suspenso es saber cómo va a resolver Will el caso del Juicio Final cuando se entere exactamente de qué se trata. Se cuestiona si de verdad existe el libre albedrío y, la verdad, yo haría lo mismo si estuviera en su lugar.
Por lo demás, la novela pasa sin pena ni gloria. Lo digo en serio. Contra mi costumbre, ando dudando seriamente en conseguir El Libro de las Almas, porque sí me da curiosidad saber qué más podría haber relacionado con los escritos de Octavus, pero al mismo tiempo pienso que sería un poco tedioso leer esa secuela, si La Biblioteca de los Muertos fue tedioso en ciertas partes. De momento, no leeré la secuela, no la encuentro y no tengo ganas, pero quizá después se encuentren por aquí con la seudo-reseña correspondiente.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
Sí, la sinopsis llama pero me haz dado en qué pensar. Puede que decida darle una oportunidad, pero tengo mis dudas.
ResponderEliminarMe ha gustado la reseña =).
Gracias, siempre me presentas libros que jamás pensé que existieran.
¡Besos!