Título: El Alquimista (en el idioma original, The Alchemyst).
Autor: Michael Scott.
Sinopsis: Cuando Sophie y Josh Newman, dos adolescentes que viven en San Francisco, deciden ponerse a trabajar en verano para sacarse un poco de dinero, no se imaginan que los afables propietarios de la librería donde Josh trabaja, Nick y Perry Fleming, son en realidad los últimos guardianes de un libro mágico y milenario, responsable del equilibrio entre el Bien y el Mal. (De la contraportada de mi ejemplar).
Editorial de mi ejemplar: Roca Editorial de Libros, S. L.
¿Qué les puedo decir? Esta, damas y caballeros, es otra saga (sí, la historia de la vida de Bell, pueden atacarla con comentarios-bomba si quieren) de la que me enteré por medio de Nea (Bell le manda un beso y un abrazo). Ella sacó fragmentos en sus famosos Menús, y al principio no los tomé muy en cuenta. Pero conforme fue publicando más fragmentos de la saga, me intrigaron los personajes que nombraba, y como en una de las librerías donde hallo tesoros (algunos libros difíciles de ver en otro lado, vamos) los tenía todos, pensé "¿por qué no?", y me decidí a darles una oportunidad.
La historia da inicio con una nota del diario de un hombre del que seguramente muchos hemos oído hablar: Nicolas Flamel, un famoso alquimista francés que vivió por los años mil trescientos y algo. En esa nota, nos ubica en una fecha, treinta y uno de mayo, y nos hace saber que un enemigo lo ha encontrado, involucrando gente inocente en el proceso, y le han robado algo que custodiaba desde hacía siglos. Comenzamos, así, a preguntarnos de qué está hablando y acabando la nota de su diario, nos adentramos al origen de la misma.
Sophie Newman, una quinceañera cualquiera, tiene un trabajo de verano que le agrada, en un café normal de una calle de San Francisco. Está charlando por celular con una amiga mientras espera clientes, y de pronto ve llegar un auto bastante sospechoso, cuyos ocupantes se apean y entran a la librería de enfrente, donde casualmente trabaja su hermano mellizo, Josh. Le cuelga a su amiga y al poco rato, entra al café Perry Fleming (¿alguien más aparte de Bell se acuerda de un ornitorrinco verdiazul con ese nombre? Sin comentarios), esposa del librero de enfrente, se saludan, charlan un poco y luego un estruendo hace que vean que la librería está sufriendo daños, los que las hace correr apresuradamente allá.
En tanto, en el interior de la librería, Josh Newman había bajado al sótano para buscar un encargo, pero de pronto no soporta estar allí por una mezcla de aromas raros, y decide subir a tomar aire. Lo que se encuentra allí es prácticamente imposible: su jefe y un hombrecillo finamente vestido se miran fijamente y de ellos emanan los olores que no soporta. Y cuando menos lo espera, la librería está siendo destrozada por varias energías extrañas.
A partir de allí, los mellizos Newman ven derrumbadas todas sus creencias: la magia existe, los Fleming en realidad son los Flamel y han vivido siglos custodiando un libro muy peculiar, que entre otras cosas, puede traer de vuelta a la tierra una raza conocida como los Inmemoriales, algunos de los cuales, en la antigüedad, fueron venerados como dioses. Sí, los hermanos descubren que seres mitológicos como Morrigan, Hécate y Bastet realmente existen, pero no exactamente como las leyendas las describen. Así, se embarcan sin querer en una carrera para escapar del perseguidor de los Flamel, también un personaje histórico que de alguna forma, sigue con vida: el doctor John Dee, integrante de la corte de Isabel I que firmaba sus reportes espías como «007», y quien por cierto, ha secuestrado a Perry (o Perenelle, que es su verdadero nombre) para conseguir sus propios intereses.
Sobra decir que este tipo de novelas, donde mezclan historia real con mitos, me encantan, ¿no? Y la forma en que lo maneja Scott es bastante buena. Es evidente que, al haber adolescentes en el centro de la acción, el público a quien va dirigida la lectura son, precisamente, los adolescentes, por lo que algunos encontrarían el estilo de escritura un tanto... ¿sencillo? Sin embargo, eso no implica que no tenga una trama entretenida y con buen desarrollo. Además, los mencionados adolescentes (Sophie y Josh) son creíbles, y eso últimamente es difícil de encontrar sin que te resulte odioso. Sophie es un poco seria, y Josh a veces se pasa de imprudente, pero oigan, ¿no hay muchachitos así en la vida real que quizá adoremos o nos saquen de quicio? Yo creo que sí.
Por otra parte, adentrándonos en la realidad presentada en El Alquimista, resulta fascinante toparnos con que los dioses y héroes de las creencias más antiguas son en realidad una gran "familia" que se ha dividido en bandos, destacando el de los Oscuros Inmemoriales, que quieren recuperar su dominio sobre la tierra, y los Inmemoriales que simplemente viven y dejan vivir. A todo esto agréguenle un libro escrito por un mago que veía el futuro, una profecía sobre (¡cómo no!) mellizos, luchas entre dioses... y la fiesta está servida.
En fin, aunque las aventuras en El Alquimista son un poco intensas para el periodo de tiempo que abarcan (increíblemente corto, el autor nos hace favor de recordárnoslo), crean la suficiente expectación para lanzarse por la siguiente entrega de la serie, El Mago. Y claro, como es clásico en mí, ya tengo el ejemplar esperando a que lo abra y comience. Pronto sabrán si, según mi humilde opinión, la historia mantiene el interés, decae o progresa.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
P.D. Me cae genial Scatty, tenía que decirlo (Bell hace una reverencia y se va).
¡Hola!
ResponderEliminar¿A qué me desaparezco mucho? Creo que estoy perfeccionando el arte ninja de la desaparición XD! Nah, ya enserio, tengo este libro y las críticas siempre hacen que lo inicié pero por alguna razón siempre lo abandono, pero creo que pronto caerá, más ahora que he visto en la librería el resto de los libros.
¡Besos!.