Título: Los Borodin III. Destino y sueños (en el idioma original, Fate and Dreams).
Autor: Christopher Nicole.
Sinopsis: [...] Lenin acepta ayuda de Estados Unidos, cuyos representantes son George Hayman y su esposa Ilona. Luego de la muerte de Lenin, Stalin asume el poder. Peter Borodin administra una organización de espionaje [...]. John Hayman, hijo de Ilona, se reúne con su tío Peter para apoyarlo. Stalin le pide al temible Iván Nej inventar un complot antisoviético; eligen como víctima a John Hayman [...]. (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).
Editorial de mi ejemplar: Selector, S. A. de C. V.
¿Qué les puedo decir? En esta tercera entrega de Los Borodin, puede observarse que las nuevas generaciones pronto entrarán en acción, pues algunos de los hijos de los protagonistas están en edad de tomar sus decisiones, aunque éstas no siempre sean las mejores.
El hijo mayor de Ilona Hayman, John, ha crecido influenciado por las ideas de su tío Peter, quien cree fervientemente en que hace bien al consagrar su vida a derrocar al régimen que lo acabó expulsando de Rusia, arrebatándole todo. Así la cosa, John se ve metido en algo más grande que él, que preocupa a sus padres y que lo llevará por un camino que quizá, ni siquiera debería haber considerado.
En este volumen entramos a un periodo de la Historia en el que se vislumbra lo que se viene encima para la mayor parte del mundo: Hitler y su creciente poder. Cierto es que aquí solo están años previos a eso, después del término de la Gran Guerra (después conocida como Primera Guerra Mundial) y las consecuencias de la Revolución Rusa, entre ellas el gobierno de Lenin y luego de Stalin. Entre tal tensión, se nos muestra a Stalin como un personaje que, si bien inteligente, sabía cómo manipular a sus allegados para que se hiciera todo según sus deseos y a su vez, sin que se pensara siquiera que había intervenido. Eso aplica especialmente para Iván Nej, hermano de uno de los principales colaboradores de Lenin (y después de Stalin, milagrosamente, pues no comparten algunas ideas fundamentales), conocido en la Rusia de Nicole como un ser despreciable que imparte "justicia" y con quien nadie quiere vérselas, menos a solas.
El ritmo de Nicole, si me permiten decirlo, impide que te estanques demasiado tiempo en páginas donde solo se dedica a explicar situaciones y/o pensamientos de algunos personajes, lo cual puede llegar a ser aburrido si no lo sabes llevar. En lo personal, si hay demasiado texto en una novela, tiendo a aburrirme, sobre todo si empieza a ser demasiado técnico o dado a la seriedad. Sin embargo, las escenas donde dos o más personajes presentan sus diálogos le quitan un poco de eso, aunque no dejan de ser serias las situaciones de algunos de ellos, sobre todo cuando se ven involucrados en acontecimientos que los sobrepasan con creces.
Los personajes, por cierto, me animaron un poco, y eso que a veces renegué de algunos, pero más que nada por sus actitudes, no tanto por su construcción. Eso, pienso yo, es porque se sentían reales, como si pudieran ser personas que te pudieras encontrar en la vida real, por más escalofríos que te den con algunos. Los históricamente reales, como Lenin, Stalin y los gobernantes de otros países (por decir algunos) quizá solo fueron presentados como el autor los veía porque si lo piensan, de ellos seguramente ya se ha escrito mucho. Lo que a veces me sorprendía era que el autor hiciera que esas personalidades interactuaran con sus personajes de forma que parecía creíble, haciendo que me pregunte si no se habrá basado en algo que desconocemos para darles forma, quizá en alguna persona que realmente existió pero que pocos se tomaran la molestia de averiguar si fue real.
Sin más, me despido de momento, ya que toca irse con el siguiente volumen y, habrán adivinado, allí sí se lee más de una de las etapas más crueles que tuvo que soportar la humanidad... y que se desea no repetir jamás.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
El hijo mayor de Ilona Hayman, John, ha crecido influenciado por las ideas de su tío Peter, quien cree fervientemente en que hace bien al consagrar su vida a derrocar al régimen que lo acabó expulsando de Rusia, arrebatándole todo. Así la cosa, John se ve metido en algo más grande que él, que preocupa a sus padres y que lo llevará por un camino que quizá, ni siquiera debería haber considerado.
En este volumen entramos a un periodo de la Historia en el que se vislumbra lo que se viene encima para la mayor parte del mundo: Hitler y su creciente poder. Cierto es que aquí solo están años previos a eso, después del término de la Gran Guerra (después conocida como Primera Guerra Mundial) y las consecuencias de la Revolución Rusa, entre ellas el gobierno de Lenin y luego de Stalin. Entre tal tensión, se nos muestra a Stalin como un personaje que, si bien inteligente, sabía cómo manipular a sus allegados para que se hiciera todo según sus deseos y a su vez, sin que se pensara siquiera que había intervenido. Eso aplica especialmente para Iván Nej, hermano de uno de los principales colaboradores de Lenin (y después de Stalin, milagrosamente, pues no comparten algunas ideas fundamentales), conocido en la Rusia de Nicole como un ser despreciable que imparte "justicia" y con quien nadie quiere vérselas, menos a solas.
El ritmo de Nicole, si me permiten decirlo, impide que te estanques demasiado tiempo en páginas donde solo se dedica a explicar situaciones y/o pensamientos de algunos personajes, lo cual puede llegar a ser aburrido si no lo sabes llevar. En lo personal, si hay demasiado texto en una novela, tiendo a aburrirme, sobre todo si empieza a ser demasiado técnico o dado a la seriedad. Sin embargo, las escenas donde dos o más personajes presentan sus diálogos le quitan un poco de eso, aunque no dejan de ser serias las situaciones de algunos de ellos, sobre todo cuando se ven involucrados en acontecimientos que los sobrepasan con creces.
Los personajes, por cierto, me animaron un poco, y eso que a veces renegué de algunos, pero más que nada por sus actitudes, no tanto por su construcción. Eso, pienso yo, es porque se sentían reales, como si pudieran ser personas que te pudieras encontrar en la vida real, por más escalofríos que te den con algunos. Los históricamente reales, como Lenin, Stalin y los gobernantes de otros países (por decir algunos) quizá solo fueron presentados como el autor los veía porque si lo piensan, de ellos seguramente ya se ha escrito mucho. Lo que a veces me sorprendía era que el autor hiciera que esas personalidades interactuaran con sus personajes de forma que parecía creíble, haciendo que me pregunte si no se habrá basado en algo que desconocemos para darles forma, quizá en alguna persona que realmente existió pero que pocos se tomaran la molestia de averiguar si fue real.
Sin más, me despido de momento, ya que toca irse con el siguiente volumen y, habrán adivinado, allí sí se lee más de una de las etapas más crueles que tuvo que soportar la humanidad... y que se desea no repetir jamás.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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