martes, 27 de diciembre de 2011

La OSECI presenta... Incauto Cuento de Navidad (Bonus)


~En la entrada anterior…~

El cuarto acto de la adaptación de Bell del Cuento de Navidad fue todo un éxito: Nea se mostró como la avara arrepentida, el Espíritu de las Navidades Futuras fue tan mudo como el original, Doño Dann recibió su recompensa como empleado abnegado y todo el mundo acabó feliz y contento. Bell, al finalizar la obra, invitó a todos a una fiesta en honor de la joven dueña del látigo, a quien por cierto, como regalo de cumpleaños le entregó una nueva arma: un arco y flechas idénticos a los de cierto personaje de cierta distopía.

Así, la gente de Agua Imaginaria se dispuso a ir a la residencia de la OSECI, pensando que finalmente habría algo de paz, tras observar lo diestra y peligrosa que era la chica del látigo cuando se enfadaba (aunque fuera actuando). Quedaba la intriga de cómo y cuándo había conseguido Bell un novio guapo y qué eran esos arañazos en la cara de Doño Dann.

Pero todo eso era otra historia y averiguaremos parte de ella en esta ocasión.

~18 de diciembre, en el comedor de la residencia de la OSECI…~

La mesa del enorme comedor estaba servida de manera excelente. Bell anunció que sería un bufet, por lo que en un extremo había vajilla lista para usarse e innumerables platillos para degustar. El postre, en una charola plateada cubierta, quizá no era muy grande, pero causaba curiosidad que no pudiera verse.

—El pastel se sirve al final —advirtió la Fundadora y Líder Suprema.

Por lo tanto, tuvieron que conformarse con tres distintos tipos de pasta, carnes frías, cortes  asados de carne, cuatro tipos de sopa, cinco cremas, fuentes de frutas frescas, dos ensaladas e incluso una diminuta fuente de chocolate, todo eso acompañado por distintos sabores de ponche, café y té, además de chocolate para beber.

¿De dónde había salido semejante menú? En sí nadie sabía, pero para comprar todo eso, las SECI’s habían hecho verdaderos milagros en su economía y tuvieron mucho éxito en sus respectivos trabajos. Aunque quedaba la incógnita de la procedencia de las flores de Nochebuena que adornaban tanto la mesa como varios puntos de la residencia e incluso el jardín.

—¡Las trajo Fic! —exclamó Bell con alegría, cuando finalmente Makoto Black se atrevió a preguntarle por las flores —¿No es un encanto?

—Verla tan radiante me da miedo —comentó May a pocos pasos, refiriéndose a Bell.

—Etto… Pero Bell–sempai se ve feliz —observó Joke.

—¡Eso es lo que me preocupa! Con ese humor, se le ocurren varias cosas y casi ninguna sale bien. ¿Recuerdas lo que pasó en abril? ¿Y el día de Muertos?

Joke contuvo un escalofrío y asintió.

—¡Gente, atención, por favor! —Bell habló muy fuerte cuando calculó que todos habían comido y bebido adecuadamente —Vamos a probar el pastel. Quizá no sea tan bueno como el banquete, pero fue lo mejor que se me ocurrió.

—¿De qué habla? —le preguntó a Doño Dann una joven mujer de acento argentino, que lucía un vestido gris plata muy bonito.

—¡Cam, por Dios, aléjate de mí! ¿Quieres que Peti…?

—¡Dann, ahí estás! ¡Ven aquí ahora mismo! ¿Qué haces con ella?

El dueño del Palacio asintió y corrió hacia su esposa como si lo llamara un fantasma.

—Pasen a la mesa con un plato de los pequeños, pero antes, Nea soplará las velas y pedirá un deseo —Bell, que estaba de pie delante del pastel, se hizo a un lado y lo señaló con una mano —¡Anda, Nea, pide un deseo!

La aludida se quedó embobada contemplando el postre. Era redondo, cubierto de chocolate oscuro, pero lo grandioso era el dibujo hecho con un glaseado entre amarillo y dorado, que estaba tan bien hecho que a Nea le dolía pensar en cortarlo.

—¡Bell, eres lo máximo! ¡El sinsajo! ¡Es el sinsajo!

El pastel, haciendo juego con el regalo de Bell, estaba decorado con la ilustración de un ave que aparecía en la portada de Los Juegos del Hambre. De verdad era una pena que fuera comestible, a Nea le daban ganas de dejar el pastel enterito y llevárselo a casa.

—¿Lo compraste? —quiso saber la festejada, curiosa.

—No, lo hice yo. ¿Qué, te gusta?

Nea asintió con la cabeza. Se fijó en las dos velas encendidas, un uno y un seis de color amarillo, y cerró los ojos con fuerza durante unos veinte segundos antes de soplar las llamas.

Los aplausos no se hicieron esperar. Con mucho, el más alegre era B, quien finalmente podía tratar con su novia sin temor a que ella azotara el látigo cada dos segundos. A la próxima, procuraría poner a todo el mundo sobre aviso, para evitarse otro día semejante.

—¡Bell, explícate! —llamó entonces Peti, enfurruñada y encajando las uñas de la diestra en la muñeca izquierda de su marido —¿Qué hace ella aquí?

Señalaba a la joven vestida de gris, quien arqueó una ceja, medianamente sorprendida.

—¿Quién, Cam? Ayudó en el último minuto con el vestuario, porque Janni y Veerie no se daban abasto, me la presentó Dann, ¿por qué preguntas?

Lejos de contestar, Peti jaló a Dann al extremo más alejado de la mesa, y en el camino solo se oían cosas como “¡Yo no la invité! Posa, entiende, Bell necesitaba ayuda. ¡Peti, eso duele!”

—Etto… ¿Doño Dann estará bien? —inquirió Joke, tímida.

—¿A quién le preocupa? —respondieron a la vez May, Nea y Luu (quien interpretó a la hermana de Nea en el segundo acto).

—No sean malas —rogó Bell —Él solito se mete en líos, no es muy distinto de nosotras…

Ante las miradas fulminantes que le dedicaron, Bell arqueó una ceja, fingiendo que no le importaba que la contradijeran, pero sabiamente cambió el tema.

—¿Quién quiere pastel?

—¿Dónde está el pastel? —preguntó entonces Writer.

La gente contempló cómo la charola con el postre decorado con el símbolo de Los Juegos del Hambre había desaparecido. De pronto, sintieron un escalofrío, algo rozándolos, hasta que casi podía palparse el creciente enfado de la dueña del látigo, la daga y el arco.

—¿Quién se llevó mi pastel? —gritó Nea, con su paciencia totalmente esfumada.

El silencio era el mismo que el de un cementerio. Ni un suspiro alcanzó los oídos de los allí presentes. Todos estaban tensos, intentando descubrir por el rabillo del ojo a quien pudiera ser el responsable de que quizá salieran de aquel lugar con algunas heridas.

—¡Ya está! —sentenció el incauto novio de Bell, que colocaba cuidadosamente la charola del pastel en su sitio. Con el postre entero, sin daño alguno —Y traigo el cuchillo —añadió, tendiéndole el cubierto a Nea.

Los presentes, casi al mismo tiempo, retrocedieron un paso por mero instinto.

—¿Para qué te llevaste mi pastel?

—Ah… Es que… Bell dijo…

Entonces todos miraron a la Fundadora y Líder Suprema de la OSECI, que arqueó las cejas.

—¿Qué? ¿Alguno notó que Joke–chan no se abalanzó sobre el pastel… como está intentando hacer ahora?

En efecto, la Invitada Especial forcejeaba en los brazos de May y Luna, intentando alcanzar el pastel que Fic acababa de traer.

—El otro era un repuesto… con la cubierta de licor de café. Es decir, también es bueno, pero a Joke–chan no le gusta el café, así que tendremos pastel suficiente para todos, ¡y de dos sabores!

La gente lanzó vivas por el ingenio de Bell, lo que Nea aprovechó para conversar con ella en susurros interrumpidos, pues ambas se dedicaron a cortar y servir el pastel.

—¿Cómo le hiciste para que te saliera el sinsajo en los dos pasteles? No me dirás que tenías un patrón o algo así.

—No, no, usé un par de trucos, tú sabes…

Entregaron platos con pastel a Mery y a Carmen.

—¿Y cómo se te ocurrió invitar a Cam? Yo no supe que ella era el Espíritu de las Navidades Futuras hasta que la vi cambiándose.

—Se lo dije a Peti, Dann me la presentó cuando comenté que Veerie y Janni andaban muy ocupadas con el vestuario. Es decir, Janni tenía que aprenderse su parte y Veerie mencionó algo de unos exámenes para acreditar no sé qué…

Bell le entregó su porción a Joke, dedicándole un gesto para que se mantuviera quieta y no intentara quitarle su rebanada a nadie.

—¡Pues buena la has hecho! —Nea soltó un silbido por lo bajo —Yo no visito este pueblo más que unos días al mes y ya estoy más o menos enterada de los chismes más sonados: tú tuviste un muchachito por amante…

—¡Ah, eso era más juego que otra cosa! Nos hacíamos compañía y platicábamos.

Nea negó con la cabeza mientras le tendía su porción a Writer.

—¿Y qué hay de lo que organizaron tus chicas para recaudar fondos? Algo de un show con esos tipos que emplea Dann…

—¿Eso? Sí, me enojé bastante. Mery y Carmen estuvieron castigadas un buen tiempo, ¡pero recaudamos bastante dinero! Debo admitirlo, la idea fue buena. Por cierto, ¿sabías que Mery ahora es la Diosa Menor de las Artes Escénicas? Esto de dirigir la obra fue su iniciación, por decirlo de alguna forma, y estaba encantada.

Bell le entregó platos a Janni y a su marido, al que Nea fulminó con la mirada.

—Sí, vi a Mery feliz por su nuevo título. ¡Ah, y me enteré que vieron esa cosa de Mier…!

—¡Nea, por favor, hay niños aquí!

La chica del látigo negó con la cabeza, mordiéndose la lengua y dándole pastel a Luna.

—Janni y su marido vieron la película, no yo. Aunque la vi en Aguas, con Rubí, y nomás porque quiero mucho a mi amiga, que si no…

Bell meneó la cabeza y le sonrió a Sole, dándole pastel.

—¡Viste la película esa de los vampiros con brillantina!

—Y he leído los libros, sí. ¿Qué quieres que te diga? Me daban curiosidad. Además, ahora puedo destrozar a esos vampiros radioactivos con fundamento, ya sabes…

Nea arqueó una ceja, les dio platos con pastel a personas del pueblo de las que ni sabía su nombre y suspiró.

—Aunque te agradezco que me invitaras a lo de Día de Muertos —comentó, sonriendo con malicia —Fue estupendo asustar a todo el mundo. Lo del hotel fue raro…

Bell asintió, sirviéndole pastel a dos de los amigos guapos de Carmen con una sonrisa.

—Lo sé. He investigado un poco, parece que en la calle Madero, por donde pasó el desfile, hay un montón de historias de fantasmas. No quiero toparme con uno en mucho tiempo…

Nea le entregó entonces su porción a Luu, haciéndole un guiño, antes de servirle a quien interpretó a la Nea niña en el Cuento de Navidad (si no mal recordaba, Bell la había llamado Catta y era algo así como pariente de Luu).

—¿Y no crees que va siendo hora de dejar todo esto? Dirigir a tanta loca, trabajar como condenada, estar al pendiente de detalles y más detalles…

La pregunta de Nea dejó a Bell un tanto sorprendida. Le tendió su plato a Pad, dejando a un lado el cuchillo y la pala que usaba, poniendo una cara reflexiva.

—Eso sí, me encantan los líos en los que metes a Dann —Nea soltó una carcajada al entregarles sus trozos de pastel a Baru y a Mako —¡Mira que juntarle a la esposa, a la amante y a la ex–amante en un mismo lugar…!

—¡¿Que hice qué?!

Nea se rió todavía más fuerte, en tanto Bell se ponía roja y miraba a un rincón de la habitación, donde Dann era fuertemente abrazado por Peti, quien le dedicaba miradas asesinas a Cam y a Luu. Estas dos, por cierto, no paraban de cuchichear, señalando al dueño del Palacio y riéndose por lo bajo.

Al parecer, había cosas sobre sus amigos, conocidos y vecinos que Bell todavía no sabía.

Pero para eso había mucho tiempo por delante.

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Eh… ¡Felices fiestas! Como es posible que no pueda pasarme por aquí hasta después de Año Nuevo, espero que su Navidad haya estado bien, que sus propósitos para el 2012 se cumplan y que todo el mundo esté feliz y contento.

Así termina la celebración (atrasadísima) del cumpleaños de Nea, que se juntó con mi muy particular festejo de Navidad. ¿Qué les pareció? Digan la verdad. No sé en qué pensaba cuando me puse a escribir esta serie de entradas, si me iba a concentrar en relatos para otras páginas:

  • Uno solicitado por Fictopia especialmente para sus actividades navideñas, donde gané su concurso de Halloween (de hecho, me pidieron el relato porque gané el concurso de Halloween). 
  • Otro para un concurso que me llamó la atención, organizado por La Pluma y el Pergamino, ¡que por cierto, he ganado! Me enteré ayer en la noche, después de un inventario, y he estado más feliz que una lombriz.

 Como entenderán, entre lo que publiqué en el blog, los dos relatos mencionados y el trabajo que tengo haciendo valer mi título universitario (eh, Bell es contadora, por si alguien lo había olvidado), no sentí que fuera Navidad, no como otros años. Si alguien lo recuerda, el año pasado para estas fechas no tenía trabajo y eran como vacaciones para mí, tenía tiempo libre, aparte de quehaceres domésticos, hacía casi todo lo que quería… Sí, la vida da muchas vueltas.

En fin, me ando poniendo nostálgica, y eso que quiero pasarme por acá antes que acabe el año. Si es así, les daré lata otro poco. Si no, repito que les deseo mucha felicidad a todos y que el 2012 sea un año estupendo desde el inicio.

Cuídense mucho y nos leemos más pronto de lo que creen.

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