Junio, mes en el cual muchos dejan las aulas, cuando en el hemisferio norte el calor empieza a agobiar y en el hemisferio
sur, los abrigos están a la orden del día. Agua Imaginaria se llenó de
cadenetas de papel, de flores, de globos y de mucha música. ¿Era alguna fiesta
local? ¿Alguien famoso llegaba o se estaba yendo a su hogar?
Pues… Digamos que era algo parecido.
~Poco más de un mes atrás, en el comedor de la
residencia de la OSECI…~
El dieciséis de mayo, las calles de Agua Imaginaria se
veían de manera muy similar. Sin embargo, la residencia de las más locas
habitantes superaban con mucho los adornos de los pueblerinos. Eso era porque
desde el día anterior, Bell había solicitado ayuda para decorar en honor a la
Alcaldesa. Sí, la Encargada de los Chocos celebraba un año más de vida y varios se
habían citado allí para celebrar.
—A ver, ¿por qué yo, siendo Doño Dann, tengo que
ayudar en la fiesta de May? —quiso saber el dueño del Palacio, con una cara de fastidio evidente, ya que lo habían puesto
a acomodar sillas extras y luego, a colgar serpentinas y globos.
—Porque eres su amigo, ella te quiere, te perdona la
mitad de los impuestos… ¿quieres que siga? —respondió Bell con ironía.
Dann negó con la cabeza y siguió en lo suyo.
—Etto… Bell–sempai, ¿no habrá pastel? —quiso saber
Joke, comiendo una larga galleta rellena de crema de avellana.
—Sí, claro, deben traerlo pronto —contestó la Fundadora
y Líder Suprema, vigilando la instalación de unas luces de colores —¡Luna!
¿Revisaste todas las conexiones, verdad?
—Sí, claro, no quiero otro incendio como el del año
pasado —aseguró la Messias, conteniendo un escalofrío al recordar cómo casi
termina uno de los cumpleaños de Veerie.
Hablando de la Sublíder Hippie, en ese momento entró a
la casa, acompañada de Pad y cargando con una caja blanca de tamaño
considerable. Joke olfateó el aire y antes que hiciera algún movimiento, las
Diosas Menores la sujetaron fuerte y se la llevaron a los dormitorios.
—Bell, casi es hora de empezar —indicó Writer, que
agenda en mano, regresaba del comedor, donde ella y unas cuantas personas más
habían puesto la mesa.
—Muchas gracias. ¿Algo que nos falte?
—No, nada. Por cierto, ¿a qué hora llega May?
El silencio que siguió a esa pregunta fue breve, pero
hubiera podido resonar en él el canto de los grillos, de tan intenso que se
sintió.
—¡Demonios! ¡Lo olvidé! ¡Ahora mismo voy por ella!
Una figura salió corriendo, procurando no derribar a
Veerie y a Pad, mientras el resto de los presentes meneaba la cabeza.
¡Vaya momento para un despiste de Bell!
~En la Alcaldía de Agua Imaginaria…~
Maylis Juliene Malfoy Felton, mejor conocida como May,
terminaba con el último trámite del día. ¡Por Jack Sparrow, era su cumpleaños!
Quería llegar a la residencia de la OSECI, apoderarse del cuarto de baño de la
planta alta y llenar la tina con agua perfumada, así se relajaría y luego
podría zamparte la mitad de las reservas de chocos (sin que Bell se enterara,
claro).
Pero no contaba, precisamente, con la Fundadora y
Líder Suprema, que entró a su oficina como vendaval, ignorando olímpicamente a
su secretaria.
—Deja eso por hoy, May, es hora de irnos —dijo la
joven mujer de anteojos, sonriendo ampliamente y con las mejillas coloradas.
—Momento, Bell, son unas órdenes de compra de…
—Nada, nada, ¡encárgaselas a Catta! ¿Puedes, Catt?
La secretaria, al oírse nombrar, asintió con la cabeza
y Bell sujetó entonces a May para sacarla de allí.
A la Alcaldesa poco le importó ver frustrados sus
deseos cuando vio que la recibieron con una gran fiesta.
Mucho menos contemplando el enorme y redondo pastel de
chocolate, que como decía Joke, ¡está para chuparse los dedos!
—Oh, Bell, no debiste molestarte, yo quería un simple
baño de tina…
La Líder agitó una mano de manera despreocupada.
—Eso lo harás el fin de semana, o esta misma noche
quizá, pero los cumpleaños son una vez al año, ¡anda, sopla las velas!
Mientras May pensaba en un deseo (algo relacionado con
ella, un montón de rubios guapos y una isla desierta), le echó un vistazo al
pequeño montón de regalos que había en un extremo de la mesa, y se preguntó qué
le regalarían.
Pero quitando eso, se prometió confirmar las órdenes de
compra que Bell, sin querer, hizo que dejara a la mitad.
~En el presente, en la sala de la residencia…~
Ahora era May quien presidía los preparativos, sin
perdonar ningún error. Era raro que estuviera tan temprano en la residencia
siendo un martes, pero claro, era la Alcaldesa, le había endilgado el resto del
papeleo a su nuevo asistente (pese a las quejas de Janni, pues el asistente no
era otro que Stiven) y andaba de un lado para otro, procurando que nada
faltara.
—¡Cuidado con eso! Joke, si veo una sola mancha de
chocolate en los adornos…
—Etto… May–nee, ¿de verdad crees que haría eso?
—Sí, lo creo.
—Ya están listos —avisó Carmen, seguida de cerca por
Mery. Ambas venían de la pequeña sala de baile —¿Podemos irnos a arreglar?
—Sí, claro, pero regresen a tiempo.
Las Diosas Menores dejaron escapar un suspiro de
alivio y subieron corriendo hacia sus respectivos dormitorios.
—El rollo de carne salió del horno grande —avisó Pad,
que igual que Writer, llevaba un delantal sobre su túnica morada —Las crème brûlée están casi listas, pero…
—¿A quién narices se le ocurrió ese postre francés?
—se quejó Writer inesperadamente.
—A él —renegó Luna, que en lo alto de una escalera, se
encargaba nuevamente de colocar las luces en su sitio.
Las SECI’s presentes contemplaron al novio de su
Líder, Fictus Rodrigus Ficticio, rondando por todos lados, leyendo algo de una
libreta verde y, de vez en cuando, saludando a los que colaboraban en la preparación de la
fiesta y a ofrecer un poco de ayuda.
—Se nota que sale con Bell, ya se le pegó su lado
maniático —señaló Makoto Black entre resignada y bromista, ayudando a Nea
Poulain y a una chica vestida como tenista a decorar una manta con un letrero
enorme.
Había un montón de gente ese día allí, aunque algunos
acudieron debido a métodos… poco ortodoxos. Pero May no estaba para quejas.
—Porque te lleva las cuentas, porque es estupenda,
porque cuida que sus chicas hagan menos locuras de las que imaginas... ¿quieres
que le siga, corazón?
El propietario del Palacio
recibió esa mordaz respuesta de su propia madre, Sole, cuando, creyendo que
nadie lo oiría, espetó.
—Díganme, ¿por qué yo, siendo el grandioso Doño Dann,
debo ayudar en la fiesta de cumpleaños de Bell?
Sí, algunas cosas nunca cambian.
Continuará…
&&&
Esta entrada tiene su razón de ser. O mejor dicho, sus
dos razones de ser: este año quise lanzar un especial de la OSECI por motivo de
mi cumpleaños (Bell rueda los ojos, eso se oyó bastante egocéntrico, pero ya
qué…) y porque hoy, 16 de mayo, sí es cumpleaños de nuestra queridísima
Alcaldesa. ¡Felicidades! Ojalá la hayas pasado estupendamente, que comieras
muchas cosas ricas, que los regalos fueran de tu agrado y que disfrutes de esta
edad maravillosa.
Así pues, como esta primera entrada del especial es
dedicada a May, es ella quien organiza mi futura fiesta de cumpleaños en Agua
Imaginaria. ¿Qué creen que pasará? ¿Las cosas saldrán a las mil maravillas o
habrá “contratiempos”, como de costumbre? ¿Qué le regalarán a Bell? ¿Y quiénes
más aparecerán por el lugar?
Eso pronto lo sabremos. Cuídense mucho y nos leemos a
la próxima.
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