Título: Pétalos al Viento (en el idioma original, Petals on the Wind).
Autor: V. C. Andrews.
Sinopsis: ¡Qué jóvenes éramos el día que escapamos! Hubiésemos debido sentirnos intensamente vivos por habernos liberado, al fin, de aquel triste, solitario y sofocante lugar. Hubiésemos debido estar entusiasmados de viajar en un autobús que rodaba lentamente, bamboleándose, hacia el Sur. Pero si estábamos alegres, no lo demostrábamos. Permanecíamos sentados [...], pálidos y callados, mirando por las ventanillas, asustados por todo lo que veíamos. [...] (Extracto del primer capítulo).
Editorial de mi ejemplar: Random House Mondadori (a través de DeBolsillo).
¿Qué les puedo decir? Esta novela es la continuación de Flores en el Ático y, si alguien más tiene los mismos ejemplares que yo, verá que es el volumen más grueso de la serie. Me preguntaba por qué, y qué más podría contarnos de aquellos personajes que conocimos en la primera novela. Pues bien, lo siguiente es lo que pudo contarnos.
Los Dollanganger han escapado, finalmente, de su encierro en el ático de Villa Foxworth, tras muchos planes y dolorosas verdades qué asimilar. La casualidad quiso que fueran a dar con Paul Sheffield, un médico al que, debido a las circunstancias, terminan contándole de manera breve su vida reciente y éste, increíblemente, les cree y decide hacerse cargo de ellos. Así, los hermanos tienen la oportunidad de vivir como chicos normales, ¿pero podrán de verdad hacerlo?
Catherine, la segunda hermana, sigue siendo la narradora, por lo que casi todo lo que se lee es la vida de ella, aunque ocasionalmente menciona a sus hermanos, a su nuevo benefactor, a la gente que la rodea... y a su madre. Sí, la Cathy que se desvivía por los gemelos y que ama a su hermano mayor de manera muy especial, ahora tiene como meta fija vengarse de la madre que les ocasionó tanto daño al llevarlos, en primer lugar, a ser encerrados en un ático y luego, a dañarlos como lo hizo, tanto física como emocionalmente. Cathy le sigue la pista a su madre de forma incansable, obsesiva, pese a los intentos de la gente a su alrededor porque olvide y (si puede) perdone. Pero Cathy asegura no poder hacer tales cosas, pues necesita hacer justicia ella misma, no esperar a que Dios la haga por ella.
A la par de Cathy, quien consigue su sueño de volverse una bailarina famosa (aunque no una prima ballerina, como realmente quería), Chris estudia con ahínco, demostrando su intelecto, y se hace médico. Carrie, por otro lado, a causa de ciertas cosas sucedidas en el ático, ahora es una pequeña muñequita rubia demasiado tímida para hacer amigos, aunque tiene un corazón precioso y muchas ganas de ser una mujercita, tanto física como emocionalmente.
En cuanto a los nuevos personajes, casi todos tienen su importancia en relación con su cercanía a Cathy, por la obvia razón de que ella es quien narra. Así, nos enteramos de cómo piensa, de qué siente, de qué espera obtener de ciertos actos suyos... Todo lo que hace (o casi todo) va encaminado para cumplir su cometido: darle una puñalada a esa madre que parece ya no querer. Algunos de los nuevos personajes quieren que deje atrás sus ideas (como Paul); otros, en cambio, parecen meras "escalas" en el camino que Cathy se ha propuesto (como Julián Marquet); y al final, con ciertos personajes parece que consiguió lo que quería poco antes de terminar sin nada (como con Bart Winslow, que no es precisamente un nuevo personaje, pero en fin...).
A ver, se nota que me ha impactado esta novela, ¿no? Pero no crean que únicamente porque ha resultado bastante buena. Si solo me hubiera fijado en eso, el libro tendría un montón de manchas de las veces que quise botarlo lejos, debido a lo que Cathy narraba y la secuencia de ciertas partes, que sentía como si fueran demasiado aprisa. A veces las frases daban a entender algo que solo se confirmaba hasta párrafos después, me hacían sentir perdida. Aunque tuve que reconocer que Cathy acabó hartándome con ciertas cuestiones y quería ponerme en su lugar para amar a Chris y no hacerlo sufrir.
En resumen: es una buena continuación de Flores en el Ático, aún con lo dramática (por no decir poco creíble) que se pone a veces. El final puede tomarse como definitivo, de no saber que existe una continuación (titulada Si hubiera espinas) y la cual, claro, voy a leer prácticamente enseguida. No pensarán que me quedaré con la duda de qué pasará después con Cathy y compañía, ¿verdad?
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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