sábado, 19 de mayo de 2012

La OSECI presenta... De cumpleaños a cumpleaños (II)

~En la entrada anterior…~

La Alcaldesa de Agua Imaginaria celebró su cumpleaños en mayo, con una fiesta que Bell le organizó. Así, May se propuso organizar en junio la fiesta de cumpleaños de la Fundadora y Líder Suprema de la OSECI, auxiliada por varias personas.

Ah, ¿pero todo saldría bien o se enfrentarían todos a algún contratiempo?

Vamos a averiguarlo.

~En la cocina de la residencia de la OSECI…~

Pad y Writer eran las encargadas de preparar lo que comerían ese día. La Sacerdotisa Escribana normalmente estaba de buen humor, pero el postre la estaba sacando de quicio.

—¿Por qué eligió el novio de Bell estas cosas? —quiso saber, mientras iba vaciando en pequeños recipientes una mezcla cremosa que olía delicioso.

—Creo que Bell le comentó que quería comerlos —respondió la Aprendiz, encogiéndose de hombros y haciendo lo mismo que Writer.

—No digo que sepan mal, ¿pero crème brûleé? Bell tiene gustos muy raros a veces…

Pad asintió, totalmente de acuerdo.

~En la pequeña sala de baile…~

—¿Saben ustedes cuánto nos van a pagar por esto?

—Yo no pregunté, ya ves que la amiga de Carmen se pone gruñona cuando dirige.

—Sí, da miedo.

Un montón de hombres jóvenes y atractivos estaban descansando sentados en el suelo, todos luciendo ropa deportiva y rostros llenos de cansancio.

—Deberíamos decirle al Patrón que cobre por nosotros —sugirió uno de los hombres.

—¿Quién, Doño Dann? Les tiene más miedo a las de esta casa que todos nosotros juntos —alegó otro, dejando escapar una carcajada.

Los demás no tardaron en imitarlo. Según lo que sabían, al dueño del Palacio no le estaba yendo precisamente bien en la preparación de la fiesta, o eso había dado a entender Sole, la seudo–madre del susodicho.

—¿Ustedes creen que Dann nos aumente el sueldo si Bell queda encantada con nosotros?

—Nada perdemos al intentarlo, ¿pero no nos hará algo el novio de Bell?

—¿Quién, el tal Fictus? ¡Tonterías! No parece la gran cosa. Y hace mucho que volver con esa chica, a ver si puedo…

—Tú sabrás lo que haces, Orlando.

El tal Orlando, de cabello y ojos negros, se encogió de hombros, muy seguro de sí mismo.

La que se iba a armar…

~En la sala principal…~

—Con cuidado, por favor, ¡no tapes ese reflector!

Luna hacía rato que había colocado las luces, y ahora se aseguraba que lo que colgaban por todas partes no obstruyera la iluminación que había preparado.

—Disculpa, no soy adivino —se quejó Doño Dann, trepado en lo alto de una escalera.

—¡Pues a ver si prestas atención a lo que se te dice, tú…!

—Luna, mujer, cálmate —pidió Janni.

—¡Nada! ¡Yo no tengo la culpa del mal genio de este tío!

Dann meneó la cabeza y siguió en lo suyo. Detestaba cuando el genio de Luna salía a flote, soltándole más de una frase malsonante al más puro estilo español.

Y de todas formas, ¿por qué estaba él haciendo esas cosas?

¡Ah, sí! May lo había embaucado en su propio cumpleaños…

~Poco más de un mes atrás, en el salón principal del Palacio~

Para quien nunca había entrado al Palacio sin ser cliente, el lugar tenía un aire elegante, aunque un poco recargado. Dann se enorgullecía de tenerlo siempre limpio y bien adornado, además de que sus empleados eran lo más selecto entre lo selecto.

Y ese día el Palacio estaba de fiesta. Sole, la seudo–madre de Dann, les había pedido a los empleados que la ayudaran a adornar y cocinar, porque era diecinueve de mayo, cumpleaños del susodicho. Así, para la hora en que los invitados de Sole llegaron, ya había una mesa puesta en uno de los salones más bonitos del lugar. Todo lo que faltaba era el cumpleañero.

—¿A qué hora llega Dann? —quiso saber Luna, mirándose la manicura de la mano derecha, donde resplandecían el verde y el plateado.

—Pronto, nada más fue a enviar un manuscrito por correo —respondió Sole, ofreciéndoles bebidas a Mery y a Carmen.

—Ese hijo tuyo a veces es un ingrato, Sole, ¿para qué le haces fiesta? —se interesó Nea Poulain, que en compañía de B, había acudido rauda y veloz al pueblo solamente por el cumpleaños de Dann.

—Que a veces sea un ingrato no significa que no lo quiera —respondió Sole con calma.

—Eso es verdad, la mayoría del tiempo es un encanto.

—Eh, Sole, ¿segura que esto le gustará a Dann? —se oyó que decía Bell.

La Fundadora y Líder Suprema de la OSECI iba entrando al salón con un pastel redondo y muy grande en las manos. Al depositarlo con cuidado en la mesa, la gente comenzó a juntarse a su alrededor, queriendo saber qué era.

—¡Bell, te has lucido! —soltó Nea, con los ojos abiertos de par en par —¿Cómo se te ocurrió? ¿Y cómo te salió “Pecas” tan exacto?

—¿No te acuerdas? En tu blog hay una imagen, solo la imprimí y me puse a decorar. Pero siento que no me quedó muy bien, su cabeza…

—¡Olvida eso, Líder! —Veerie estaba enternecida —Es muy bonito.

¡Kawaii! —dejó escapar Joke, quien apenas se daba cuenta que la sujetaban su gemela y Pad para que no se abalanzara sobre el pastel.

En la cima del redondo pastel de chocolate estaba un oso de peluche hecho con glaseado de colores. Nea no era la única que había sabido qué era: “Pecas”, un muñeco de lo más tierno creado como portada para un relato del dueño del Palacio. Bell se sentía ligeramente mal por usar ese oso en el pastel cuando ni siquiera había leído el susodicho relato, ¡pero le daba igual! Era un dibujo tan bonito que sintió que debía ponerlo en el pastel.

—¿Por qué tanto escándalo?

Dann acababa de entrar al salón, con las cejas arqueadas ante tanta gente que normalmente no andaba por allí y todas viendo algo en la mesa. ¿Era eso un pastel?

—¡Sorpresa! —gritaron todos, sin quedarles más remedio.

Al segundo siguiente, Dann estaba en el sitio de honor de la mesa, contemplando el oso dibujado en su pastel, sin saber qué hacer primero: lamentarse por ser un año más viejo, sonreírle a todos por estar allí, soplar las velas pidiendo un deseo o desear irse directamente a la cama, pues el día se le había hecho eterno.

Nada de eso ganó en su pequeña batalla interna. Lo primero que el dueño del Palacio hizo fue beberse de golpe el contenido del vaso que le arrebató a May. ¡Estaba sediento!

—¡Eh, mi vodka! —se quejó la Alcaldesa.

Dann la ignoró. Siguió en lo suyo, sonriendo a todo el mundo y agradeciendo los regalos que le daban. Conforme la tarde dio paso a la noche, se notó que ese único vaso de vodka le afectó bastante, porque ni él mismo se acordaría después, con lujo de detalles, lo que conversó con las Diosas Menores, con Tato y con May.

—Oye, Dann, ¿nos prestarías un día a tus empleados? —comenzó Carmen.

—¿A mis qué? —musitó el aludido, cabeceando ligeramente.

—A tus empleados —repitió Mery con amabilidad.

—¿Te sientes bien? —Tato observó de cerca al muchacho —Válgame, ¿pues cuánto vodka tenía tu vaso, May? —preguntó en susurros.

—Pues lo que me suelo tomar yo, ¿qué esperabas? Dann me lo quitó sin decir nada.

—¿Lo que tú tomas? —se escandalizó Mery —¡Sabes que Dann no tolera el alcohol!

El mencionado no les prestaba atención. Las veía de manera distraída, como decidiendo si de verdad estaba con ellas o no.

—Como sea —desdeñó May con una sonrisa maliciosa, ya que recordaba ciertos fuegos artificiales en ese momento —Dann, corazón, ¿nos vas a prestar a tus empleados para el cumpleaños de Bell?

—¿Para el cumple qué de quién?

—¡Lo perdimos! —se lamentaba Tato.

—Ya, calma —pidió Carmen.

—Dann, concéntrate en mi dulce voz —canturreó May, causando que las Diosas Menores y Tato rieran por lo bajo —Vamos a organizar una súper fiesta de cumpleaños para Bell y queremos que tus empleados nos ayuden con un espectáculo, ¿te acuerdas de la Noche de Ellas?

—A Bell no le gustan esas cosas —al decir eso, Dann parecía un poco más sobrio.

—Ya sabemos —apoyó Tato entonces, causando que May arqueara una ceja —Pero Mery está armando algo muy bonito, estamos seguras que a Bell le va a gustar —May soltó un suspiro de alivio —Anda, di que sí, aunque sea como agradecimiento, ¡te hizo un pastel tan tierno…!

—Y claro, si no es mucha molestia, ¿nos podrías ayudar a decorar ese día? No nos daremos abasto con tanto invitado —apuntó Carmen oportunamente.

—Si les digo que sí, ¿me van a dejar en paz y me conseguirán una foto de cómo estaba mi pastel antes de comérnoslo?

Las chicas se miraron entre sí. ¿Ese era Dann borracho? No acababan de creérselo.

—Ah, claro, ¿por qué no? —May le tendió la diestra.

Dann asintió, correspondió al saludo y en ese momento…

—¿Dónde está el whisky? ¡La casa invita! ¡Y saquen el karaoke, estoy inspirado!

—¡May, si recuerda esto después, te mata! —le aseguró Tato.

Pero la Alcaldesa apenas la oía, porque se carcajeaba de lo lindo al oír desafinar a Dann por intentar cantar “Muñeca de Trapo”, de La Oreja de Van Gogh.

—¿Qué le hicieron a mi marido? —quiso saber Peti, acercándose a ellas en ese momento.

—¡Nada! —soltaron las cuatro chicas.

Antes de confesar lo que sabían, preferían sentir el látigo de Nea.

—¡’Posa mía, esta es para ti! —gritó Dann al micrófono del karaoke, antes de ponerse a berrear los versos de “La Playa”.

Nadie olvidaría eso mientras viviera. Quizá Doño Dann sí, pero era mejor de esa manera.

~En el presente, en el salón principal…~

Y sí, Dann seguía sin acordarse bien qué tanto había dicho y hecho después de beberse aquel vaso de vodka con refresco (que conociendo a May, debía tener más licor que otra cosa). Lo poco que sabía lo habían complementado su esposa y Sole con sus relatos, aunque le daba mala espina que cuando lo hicieron, ambas parecían contener la risa.

¿Acaso importaba? Se acordaba de lo suficiente como para estar allí, porque pensándolo bien, no le molestaba ayudar, como agradecimiento a Bell por su pastel.

Pero claro, eso nunca lo diría en voz alta.

&&&

Ah… Yo no pensaba publicar otra parte de este especial tan pronto, lo juro. Pero qué quieren, me acordé tarde que el cumpleaños del genial, maravilloso, simpático… (Bell oye cantar a los grillos). ¡Ya, pues! Hoy me acordé del cumpleaños de Dann, ¡felicidades, que la pases estupendamente! (Bell corre y abraza fuerte a Dann). Por eso aquí tienen el aporte de él a lo que será mi fiesta de cumpleaños del mes que viene. Y lamento haberlo emborrachado, pero digamos que May necesitaba su revancha por lo del año pasado, ¿se acuerdan?

¿Las cosas seguirán tranquilas? ¿El ex–amante de Bell ha vuelto? ¿Algún otro invitado quiere compartir cómo se vieron envueltos en los preparativos? ¿Qué me van a regalar? (Bell suelta una risita).

Bien, de momento me despido. Cuídense mucho y nos leemos en la próxima parte.

2 comentarios:

  1. Falto que Dann me dedicara una canción a mi ingraaaato (?) una que lo trata del amour de su vida mientras la demás gente se confunde y él que no me dedica canciones... JUMMMMM!

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  2. Esto ha hecho que tengamos una guerra, Bell. Pero a pesar de eso te quiero <3 Y te voy a dedicar algo pero no sabes qué es y Nea sí, lulululu (?) jajajajajaja.

    Nea, sí, por mí te hubiese dedicado una canción. Quizá mm... Nadie como tú, sí, es para que malpiensen MUAJAJAJAJAJAJ (? XD

    En fen: Bell, me has hecho reír a pesar de todo. Las OSECI-Aventuras siempre me encantan (a pesar de todo ¬¬') Así que bueno, espero ansioso la culminación mañana de la OSECI-Aventura de navidad :3

    Daniel

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