~En la entrada anterior…~
La Alcaldesa de Agua Imaginaria celebró su cumpleaños
en mayo, con una fiesta que Bell le organizó. Así, May se propuso organizar en
junio la fiesta de cumpleaños de la Fundadora y Líder Suprema de la OSECI,
auxiliada por varias personas.
Ah, ¿pero todo saldría bien o se enfrentarían todos a
algún contratiempo?
Vamos a averiguarlo.
~En la cocina de la residencia de la OSECI…~
Pad y Writer eran las encargadas de preparar lo que
comerían ese día. La Sacerdotisa Escribana normalmente estaba de buen humor,
pero el postre la estaba sacando de quicio.
—¿Por qué eligió el novio de Bell estas cosas? —quiso
saber, mientras iba vaciando en pequeños recipientes una mezcla cremosa que
olía delicioso.
—Creo que Bell le comentó que quería comerlos
—respondió la Aprendiz, encogiéndose de hombros y haciendo lo mismo que Writer.
—No digo que sepan mal, ¿pero crème brûleé? Bell tiene gustos muy raros a veces…
Pad asintió, totalmente de acuerdo.
~En la pequeña sala de baile…~
—¿Saben ustedes cuánto nos van a pagar por esto?
—Yo no pregunté, ya ves que la amiga de Carmen se pone
gruñona cuando dirige.
—Sí, da miedo.
Un montón de hombres jóvenes y atractivos estaban
descansando sentados en el suelo, todos luciendo ropa deportiva y rostros
llenos de cansancio.
—Deberíamos decirle al Patrón que cobre por nosotros —sugirió uno de los hombres.
—¿Quién, Doño Dann? Les tiene más miedo a las de esta
casa que todos nosotros juntos —alegó otro, dejando escapar una carcajada.
Los demás no tardaron en imitarlo. Según lo que
sabían, al dueño del Palacio no le
estaba yendo precisamente bien en la preparación de la fiesta, o eso había dado
a entender Sole, la seudo–madre del susodicho.
—¿Ustedes creen que Dann nos aumente el sueldo si Bell
queda encantada con nosotros?
—Nada perdemos al intentarlo, ¿pero no nos hará algo
el novio de Bell?
—¿Quién, el tal Fictus? ¡Tonterías! No parece la gran
cosa. Y hace mucho que volver con esa chica, a ver si puedo…
—Tú sabrás lo que haces, Orlando.
El tal Orlando, de cabello y ojos negros, se encogió
de hombros, muy seguro de sí mismo.
La que se iba a armar…
~En la sala principal…~
—Con cuidado, por favor, ¡no tapes ese reflector!
Luna hacía rato que había colocado las luces, y ahora
se aseguraba que lo que colgaban por todas partes no obstruyera la iluminación
que había preparado.
—Disculpa, no soy adivino —se quejó Doño Dann, trepado
en lo alto de una escalera.
—¡Pues a ver si prestas atención a lo que se te dice,
tú…!
—Luna, mujer, cálmate —pidió Janni.
—¡Nada! ¡Yo no tengo la culpa del mal genio de este
tío!
Dann meneó la cabeza y siguió en lo suyo. Detestaba
cuando el genio de Luna salía a flote, soltándole más de una frase malsonante
al más puro estilo español.
Y de todas formas, ¿por qué estaba él haciendo esas
cosas?
¡Ah, sí! May lo había embaucado en su propio cumpleaños…
~Poco más de un mes atrás, en el salón principal del Palacio…~
Para quien nunca había entrado al Palacio sin ser cliente, el lugar tenía un aire elegante, aunque un
poco recargado. Dann se enorgullecía de tenerlo siempre limpio y bien adornado,
además de que sus empleados eran lo más selecto entre lo selecto.
Y ese día el Palacio
estaba de fiesta. Sole, la seudo–madre de Dann, les había pedido a los
empleados que la ayudaran a adornar y cocinar, porque era diecinueve de mayo,
cumpleaños del susodicho. Así, para la hora en que los invitados de Sole
llegaron, ya había una mesa puesta en uno de los salones más bonitos del lugar.
Todo lo que faltaba era el cumpleañero.
—¿A qué hora llega Dann? —quiso saber Luna, mirándose
la manicura de la mano derecha, donde resplandecían el verde y el plateado.
—Pronto, nada más fue a enviar un manuscrito por
correo —respondió Sole, ofreciéndoles bebidas a Mery y a Carmen.
—Ese hijo tuyo a veces es un ingrato, Sole, ¿para qué
le haces fiesta? —se interesó Nea Poulain, que en compañía de B, había acudido
rauda y veloz al pueblo solamente por el cumpleaños de Dann.
—Que a veces sea un ingrato no significa que no lo
quiera —respondió Sole con calma.
—Eso es verdad, la mayoría del tiempo es un encanto.
—Eh, Sole, ¿segura que esto le gustará a Dann? —se oyó
que decía Bell.
La Fundadora y Líder Suprema de la OSECI iba entrando
al salón con un pastel redondo y muy grande en las manos. Al depositarlo con
cuidado en la mesa, la gente comenzó a juntarse a su alrededor, queriendo saber
qué era.
—¡Bell, te has lucido! —soltó Nea, con los ojos
abiertos de par en par —¿Cómo se te ocurrió? ¿Y cómo te salió “Pecas” tan
exacto?
—¿No te acuerdas? En tu blog hay una imagen, solo la
imprimí y me puse a decorar. Pero siento que no me quedó muy bien, su cabeza…
—¡Olvida eso, Líder! —Veerie estaba enternecida —Es
muy bonito.
—¡Kawaii!
—dejó escapar Joke, quien apenas se daba cuenta que la sujetaban su gemela y
Pad para que no se abalanzara sobre el pastel.
En la cima del redondo pastel de chocolate estaba un
oso de peluche hecho con glaseado de colores. Nea no era la única que había
sabido qué era: “Pecas”, un muñeco de lo más tierno creado como portada para un
relato del dueño del Palacio. Bell se sentía ligeramente mal por usar ese oso
en el pastel cuando ni siquiera había leído el susodicho relato, ¡pero le daba
igual! Era un dibujo tan bonito que sintió que debía ponerlo en el pastel.
—¿Por qué tanto escándalo?
Dann acababa de entrar al salón, con las cejas
arqueadas ante tanta gente que normalmente no andaba por allí y todas viendo
algo en la mesa. ¿Era eso un pastel?
—¡Sorpresa! —gritaron todos, sin quedarles más
remedio.
Al segundo siguiente, Dann estaba en el sitio de honor
de la mesa, contemplando el oso dibujado en su pastel, sin saber qué hacer
primero: lamentarse por ser un año más viejo, sonreírle a todos por estar allí,
soplar las velas pidiendo un deseo o desear irse directamente a la cama, pues el
día se le había hecho eterno.
Nada de eso ganó en su pequeña batalla interna. Lo
primero que el dueño del Palacio hizo
fue beberse de golpe el contenido del vaso que le arrebató a May. ¡Estaba sediento!
—¡Eh, mi vodka! —se quejó la Alcaldesa.
Dann la ignoró. Siguió en lo suyo, sonriendo a todo el
mundo y agradeciendo los regalos que le daban. Conforme la tarde dio paso a la
noche, se notó que ese único vaso de vodka le afectó bastante, porque ni él
mismo se acordaría después, con lujo de detalles, lo que conversó con las
Diosas Menores, con Tato y con May.
—Oye, Dann, ¿nos prestarías un día a tus empleados?
—comenzó Carmen.
—¿A mis qué? —musitó el aludido, cabeceando
ligeramente.
—A tus empleados —repitió Mery con amabilidad.
—¿Te sientes bien? —Tato observó de cerca al muchacho —Válgame, ¿pues cuánto vodka tenía tu vaso, May? —preguntó en susurros.
—Pues lo que me suelo tomar yo, ¿qué esperabas? Dann
me lo quitó sin decir nada.
—¿Lo que tú tomas? —se escandalizó Mery —¡Sabes que
Dann no tolera el alcohol!
El mencionado no les prestaba atención. Las veía de
manera distraída, como decidiendo si de verdad estaba con ellas o no.
—Como sea —desdeñó May con una sonrisa maliciosa, ya
que recordaba ciertos fuegos artificiales en ese momento —Dann, corazón, ¿nos vas
a prestar a tus empleados para el cumpleaños de Bell?
—¿Para el cumple qué de quién?
—¡Lo perdimos! —se lamentaba Tato.
—Ya, calma —pidió Carmen.
—Dann, concéntrate en mi dulce voz —canturreó May,
causando que las Diosas Menores y Tato rieran por lo bajo —Vamos a organizar
una súper fiesta de cumpleaños para Bell y queremos que tus empleados nos
ayuden con un espectáculo, ¿te acuerdas de la Noche de Ellas?
—A Bell no le gustan esas cosas —al decir eso, Dann
parecía un poco más sobrio.
—Ya sabemos —apoyó Tato entonces, causando que May
arqueara una ceja —Pero Mery está armando algo muy bonito, estamos seguras que
a Bell le va a gustar —May soltó un suspiro de alivio —Anda, di que sí, aunque
sea como agradecimiento, ¡te hizo un pastel tan tierno…!
—Y claro, si no es mucha molestia, ¿nos podrías ayudar
a decorar ese día? No nos daremos abasto con tanto invitado —apuntó Carmen
oportunamente.
—Si les digo que sí, ¿me van a dejar en paz y me
conseguirán una foto de cómo estaba mi pastel antes de comérnoslo?
Las chicas se miraron entre sí. ¿Ese era Dann
borracho? No acababan de creérselo.
—Ah, claro, ¿por qué no? —May le tendió la diestra.
Dann asintió, correspondió al saludo y en ese momento…
—¿Dónde está el whisky? ¡La casa invita! ¡Y saquen el
karaoke, estoy inspirado!
—¡May, si recuerda esto después, te mata! —le aseguró
Tato.
Pero la Alcaldesa apenas la oía, porque se carcajeaba
de lo lindo al oír desafinar a Dann por intentar cantar “Muñeca de Trapo”, de
La Oreja de Van Gogh.
—¿Qué le hicieron a mi marido? —quiso saber Peti,
acercándose a ellas en ese momento.
—¡Nada! —soltaron las cuatro chicas.
Antes de confesar lo que sabían, preferían sentir el
látigo de Nea.
—¡’Posa mía, esta es para ti! —gritó Dann al micrófono
del karaoke, antes de ponerse a berrear los versos de “La Playa”.
Nadie olvidaría eso mientras viviera. Quizá Doño Dann
sí, pero era mejor de esa manera.
~En el presente, en el salón principal…~
Y sí, Dann seguía sin acordarse bien qué tanto había
dicho y hecho después de beberse aquel vaso de vodka con refresco (que
conociendo a May, debía tener más licor que otra cosa). Lo poco que sabía lo habían complementado su esposa y Sole con sus relatos, aunque le daba mala espina que cuando lo
hicieron, ambas parecían contener la risa.
¿Acaso importaba? Se acordaba de lo suficiente como
para estar allí, porque pensándolo bien, no le molestaba ayudar, como agradecimiento
a Bell por su pastel.
Pero claro, eso nunca lo diría en voz alta.
&&&
Ah… Yo no pensaba publicar otra parte de este especial
tan pronto, lo juro. Pero qué quieren, me acordé tarde que el cumpleaños del
genial, maravilloso, simpático… (Bell oye cantar a los grillos). ¡Ya, pues! Hoy
me acordé del cumpleaños de Dann, ¡felicidades, que la pases estupendamente!
(Bell corre y abraza fuerte a Dann). Por eso aquí tienen el aporte de él a lo
que será mi fiesta de cumpleaños del mes que viene. Y lamento haberlo emborrachado,
pero digamos que May necesitaba su revancha por lo del año pasado, ¿se
acuerdan?
¿Las cosas seguirán tranquilas? ¿El ex–amante de Bell
ha vuelto? ¿Algún otro invitado quiere compartir cómo se vieron envueltos en
los preparativos? ¿Qué me van a regalar? (Bell suelta una risita).
Bien, de momento me despido. Cuídense mucho y nos
leemos en la próxima parte.
Falto que Dann me dedicara una canción a mi ingraaaato (?) una que lo trata del amour de su vida mientras la demás gente se confunde y él que no me dedica canciones... JUMMMMM!
ResponderEliminarEsto ha hecho que tengamos una guerra, Bell. Pero a pesar de eso te quiero <3 Y te voy a dedicar algo pero no sabes qué es y Nea sí, lulululu (?) jajajajajaja.
ResponderEliminarNea, sí, por mí te hubiese dedicado una canción. Quizá mm... Nadie como tú, sí, es para que malpiensen MUAJAJAJAJAJAJ (? XD
En fen: Bell, me has hecho reír a pesar de todo. Las OSECI-Aventuras siempre me encantan (a pesar de todo ¬¬') Así que bueno, espero ansioso la culminación mañana de la OSECI-Aventura de navidad :3
Daniel