sábado, 26 de mayo de 2012

Tinta a la Carta XXVI: Desayuno en tres tiempos

~Entrada~
Alicia a través del espejo
(Lewis Carroll)
—¡Pero si hemos estado bajo este árbol todo el tiempo! ¡Todo se encuentra en el mismo sitio de antes!
—¡Claro que sí! —dijo la Reina —¡Pues qué te creías!
—Bueno, lo que pasa es que en nuestro país —dijo Alicia, interrumpiéndose por el jadeo —si uno corre mucho, y tan rápido como lo hemos hecho, generalmente se termina por llegar a un lugar distinto.
—¡Pues qué país tan lento! —dijo la Reina —Aquí, como ves, corremos a toda marcha con el objeto de permanecer en el mismo sitio; pero si quieres llegar a otra parte, por lo menos debes correr el doble de rápido.

~Plato Fuerte~
Tango Uno
(Stephen Leather)
—Entonces, ¿eso es todo? —preguntó Jordan —Vamos a dejarlos ir, así nada más?
—Ricky —lo riñó Macfayden, exasperado —si no te callas, yo mismo te meto una bala.
—Sólo decía…
—Pues no digas —agregó Macfayden —Es Den quien decide. Bien hecho, Den. ¿A dónde irás?
—A casa —contestó Donovan —Tengo que lavar un uniforme de fútbol. Tender las camas. Ir al supermercado —sonrió —El trabajo de un amo de casa nunca termina, ¿verdad, muchachos?

~Postre~
La Confabulación
(Brian McGrory)
Martin debe de haber pensado lo mismo que yo, porque en ese instante se abalanzó contra Drinker y le hundió un bolígrafo en un costado del cuello. Drinker se desplomó y los ojos se le saltaron. Al caer soltó el teclado y éste se estrelló en el piso. Mientras esto ocurría, el monitor emitió dos zumbidos y las palabras “Archivo enviado sin errores” destellaron en la pantalla. Drinker se revolcó en el piso, gimiendo. Ustedes disculparán mi falta de mesura, pero por un breve instante, mientras miraba el cuello de Drinker, pensé que la pluma era, en realidad, más poderosa que la espada.
Como iba diciéndoles, Martin tomó despreocupadamente el teléfono y llamó una ambulancia. Recogí la pistola de Drinker, al tiempo que le advertía.
—Si tratas de ponerte de pie, eres hombre muerto —mientras yo vigilaba, Martin hizo otra llamada, esta vez a Appleton.
—Sí, tienes razón —oí decir a Martin —Es un verdadero fastidio tener que incluir este artículo a tan altas horas de la noche.

Con mis agradecimientos a Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

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